Hasta que en diciembre de 2021 se publicó la nueva Política Agraria Común de la Unión Europea (PAC), toda bebida obtenida a partir de la fermentación de mosto de uva que no superase los nueve grados alcohólicos (salvo alguna excepción) no se consideraba oficialmente como vino. Pero la nueva PAC ha oficializado la desalcoholización y de la desalcoholización parcial del vino, de manera que a partir de ahora la denominación de la categoría de producto (indicación obligatoria) puede completarse con los términos «desalcoholizado» o «parcialmente desalcoholizado» para los siguientes productos: «vino», «vino espumoso» y «vino de aguja gasificado». La desalcoholización total está limitada a los productos sin indicación geográfica o denominación de origen, mientras que la desalcoholización parcial está autorizada para todos los vinos, vinos espumosos y vinos de aguja gasificados, estableciéndose el límite de contenido de alcohol en el 5%. La nueva normativa permite tres técnicas de extracción de alcohol: la evaporación parcial al vacío, las técnicas de membrana y la destilación.
Este cambio normativo supone el despegue comercial para proyectos que desde hace años apuestan por este tipo de vinos, cada vez más demandados en diferentes mercados internacionales, sobre todo aquellos que, apoyados en la investigación, han logrado mejorar el proceso de elaboración, como es el caso de una de las divisiones del grupo vallisoletano Matarromera (propiedad del bodeguero Carlos Moro), que lleva años invirtiendo en este tipo de vino (la marca Win ha sido pionera en vinos desalcoholizados en Europa) luchando contracorriente frente a una normativa hasta ahora exclusiva.
El sector del vino en la Comunitat Valenciana no es ajeno a esta tendencia. En Requena, Unión Vinícola del Este (UVE) adquirió a finales de 2021 los derechos de explotación de Desalco, empresa especializada en la desalcoholización del vino. Aunque el proceso todavía tiene unos costes algo elevados, en UVE este nuevo proyecto se ve como «una oportunidad de negocio» tanto en los vinos sin alcohol como en los de baja graduación.
Las previsiones que maneja la compañía de Requena son ambiciosas, y este mismo año confían en producir 1’6 millones de litros (un 60% más que el año pasado). Aunque por el momento toda la producción se destina a terceros, la firma valenciana no descarta crear su propia línea de vinos sin alcohol ante unas previsiones de crecimiento que apuntan al 8% hasta 2025.
