Santos e inocentes en el siglo XXI

Javier Gutiérrez, ganador de dos Goya y una Concha de Plata, interpreta al protagonista de «Los santos inocentes», la versión teatral de la novela de Miguel Delibes que, tras conseguir el premio Talia al Mejor Espectáculo, se estrena el próximo jueves en el Teatro Flumen de València.

siglo XXI | MARCOS G PUNTO

siglo XXI | MARCOS G PUNTO / POR VORO CONTRERAS

Voro Contreras

Voro Contreras

Los Santos Inocentes, de Miguel Delibes, se nos presenta como un espejo en el que mirarnos como sociedad y como individuos y que nos devuelve desde el pasado una imagen cruda, bella, salvaje y sobre todo profundamente humana. Así lo cree al menos el dramaturgo Javier Hernández-Simón, quien adaptó con Fernando Marías la novela del autor vallisoletano en una obra de teatro que el pasado enero conquistó el premio Talía a la mejor adaptación y que el próximo jueves llega al Teatro Flumen de València con Javier Gutiérrez como protagonista.

siglo XXI | MARCOS G PUNTO

siglo XXI | MARCOS G PUNTO / POR VORO CONTRERAS

«Estamos gratamente sorprendidos porque cuando te embarcas en un proyecto teatral con procedentes como la novela de Delibes más la obra cinematográfica de Mario Camus, que es de esas raras ocasiones que una película raya al mismo nivel que la novela, es inevitable tener miedo», explica Gutiérrez en conversación telefónica con Urban. «Pero el órdago -asegura el intérprete- ha salido bastante bien».

En esta teatral Los Santos Inocentes, Gutiérrez encarna el papel de Paco, el Bajo, aquel hombre bondadoso pero sometido al señorito Iván (Jacobo Dicenta) y a siglos de costumbre y servidumbre que en la película de Camus interpretaba Alfredo Landa. Gutiérrez reconoce que no solo ha intentado captar la esencia del trabajo que a Landa le valió el premio al mejor actor en Cannes compartido con Francisco Rabal, sino que incluso ha estudiado a través de las entrevistas que su antecesor concedió, cómo éste se enfrentó al personaje.

siglo XXI

siglo XXI / POR VORO CONTRERAS

«Esta adaptación teatral del texto de Delibes no se enfrenta a la del cine, porque es absurdo competir con una obra y unos personajes que ya están en el imaginario colectivo de todo el país. Pero sí la hereda. Así que venimos a sumar», advierte Gutiérrez. «La hacemos para quien no conozca ni la película ni la novela. Y quien la conozca, para que vea que en un país en el que sigue habiendo personas que rayan el umbral de la pobreza, hacen colas del hambre o dependen de un ingreso mínimo vital las cosas no han cambiado tanto», añade.

A través de personajes como Paco y su esposa Régula (Pepa Pedroche), sus hijos Quirce (José Fernández) y Nieves (Yune Nogueiras) y su cuñado Azarías (Luis Bermejo), Delibes supo retratar en Los Santos Inocentes la desgracia de los desfavorecidos y el poder atávico de esos señoritos que hacían de ellos meros objetos de los que disponer. «No parece que hayamos evolucionado mucho, seguimos sometidos a los vaivenes de capitalismo y, en algún sentido, todos somo aún Régula y Paco -asegura Javier Gutiérrez-. Da la sensación que los señoritos ivanes sean quienes sean siguen mandando, a veces sin cara porque son grandes corporaciones que están por encima de los gobiernos». «Pero por otra parte -añade el actor- hay más acceso a la cultura y la educación, que es de las cosas más interesantes de este espectáculo. Comenzamos la representación con una frase importantísima, que la dice Paco: lo principal es la escuela e instruirse. Él no ha tenido educación pero sí sabe que la educación da paso a la libertad y que si sus hijos estudian no tendrán que estar sometidos al poder del señorito».

Que pese a la educación y la libertad, siga habiendo señoritos Iván e incluso Quirces y Nieves que los votan, es algo que Gutiérrez asegura no concebir. «Quizá la izquierda debe plantearse qué hace mal para perder votos entre la clase trabajadora. También debería buscar más la justicia social, que no hubiera tanto desfase entre clases sociales».

Antes de la apertura de esta puerta a la esperanza que es el futuro de los hijos de Paco y Régula, la obra de teatro, igual que antes la película y primero la novela, revive ese momento fundamental en el que Azarías, ese héroe anómalo, ahorca al malvado y hasta ese momento impune Iván porque el señorito le ha matado a la «milana bonita».

Recuerda Gutiérrez que cuando la película se estrenó en Madrid, Delibes se enfadó porque el público rompió a aplaudir en aquel momento, pero preguntado él sí cree que Paco, el Bajo, se alegró cuando su cuñado colgó al señorito, Gutiérrez quiere pensar que sí. «Aunque Paco sabe que siempre habrá amos y criados, de alguna manera esa muerte forma parte de la justicia poética del mundo: la de que las gentes menos pudientes puedan tomarse la justicia por su mano. Aunque sea así, de forma poética».