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El borde del área

Normalidad

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Al final, por muchos análisis que le echemos el fútbol sus axiomas son tan sencillos como ancestrales. El análisis superficial es que si se gana, las cosas funcionan. Y ciertamente, comienzo a preguntarme si aquellos que estamos en principio llamados a un análisis más exhaustivo, no acabamos por imbuirnos del espíritu del «buenismo». Sin hacer nada del otro mundo, a mi ayer el Valencia me gustó. Después de tirarme toda la temporada exigiendo más solidez a las señas de identidad futbolística del equipo (y volvería/volveré a hacerlo), la realidad es que sin hacer nada del otro mundo el equipo no pasó ni un sólo problema. Quizá fue por eso, porque no hizo nada del otro mundo, así de simple.

Los defensas jugaron de defensas, los medios de medios sin pisarse roles ni parcelas, los hombres de banda jugaron en la banda y el delantero centro fue un delantero centro. Esta última frase que hubiera firmado el mismísimo Perogrullo es a veces un axioma que se acaba convirtiendo en un enunciado a la altura de Stephen Hawking cuando los ataques de entrenador salen a relucir. O sea, ayer no hubo carrileros largos que tuvieran que recorrer 70 metros en cada jugada, no hubo cuatro medios centros estorbándose, no hubo interiores jugando fuera de sitio intentando filtrar pases entre líneas, ni jugando como «falso nueve». Cuando todo es más lógico, más cerca te mueves la normalidad. Y la normalidad dice que el cuarto clasificado se debe imponer con cierta holgura al décimo de la tabla clasificatoria.

Ahora tocar ver si esa tendencia a la normalidad, da para el asalto del Calderón. Quedan siete días para comprobar si el cuarto puesto es el tope o el punto de partida.

Faltan 13 jornadas, las que van a decidirlo todo. Y el Valencia CF tiene en su mano edulcorar el alma de sus seguidores y dejarles con la convicción de que hay que mirar hacia arriba, o por el contrario, la imagen del Calderón puede marcar que te pases como el ciclista de persecución en pista, mirando hacia atrás lo que queda de campeonato vigilando a tus perseguidores. Y digo bien, la imagen. Si el Valencia es un equipo que pelea y es sólido en el Calderón (paradigma del fútbol como grupo en los últimos años), por encima del resultado que consiga se hará acreedor a una consideración de escuadra que parte desde el cuarto puesto para optar a todo. La lógica dirá a que está llamado este grupo. Pero a fe que la cita a orillas del Manzanares tiene todos los visos de ser señalada. Esperemos que sea para bien.

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