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Al nord magnètic

La alfombra taronja

En los últimos tiempos estamos asistiendo a la llegada de mega empresarios a la escena futbolística europea

La alfombra taronja

Aprovechando la crisis en el sector, muchos de estos fondos de inversión llegan para adquirir clubes con una extraordinaria repercusión y para rentabilizar su inversión.

En España, donde la crisis económica ha golpeado mucho más fuerte que en otros países, se ha convertido en un buen lugar donde poder encontrar interesantes y ventajosas inversiones.

Normalmente, la llegada al fútbol de estos nuevos capitalistas viene aparejada de un inusitado entusiasmo por parte de sus aficionados que observan, con enorme expectación y alegría, cómo su club va a disfrutar de una mejor y más sólida posición economía y, lo más interesante, que su equipo puede convertirse de repente, en una seria alternativa en todas las competiciones que se disputan.

Hemos leído y escuchado mucho acerca de todas las ventajas que ha supuesto el haber convencido a Petir Lim y a Wanda en que invirtieran en el Valencia y Atlético de Madrid. Dos operaciones financieras bien diferentes pero que llegan para ilusionar a sus aficiones. Incluso aquí en Valencia se ha montado manifestaciones a favor de la llegada del señor Lim. Su entrada por primera vez al estadio de Mestalla se convirtió en un espectáculo. Centenares, miles o millones, depende quien lo diga, de aficionados se agolparon a las inmediaciones del palco de autoridades para no perderse detalle del primer desfile por la alfombra roja del nuevo dueño.

Por eso quiero destacar el enorme mérito que tiene lo que está haciendo la familia Roig en la Comunitat Valenciana. Nadie les pone alfombras rojas, ni se hacen manifestaciones de apoyo o ni siquiera hemos visto un simple welcome en las gradas. Ayer vimos a un Villarreal grande, que durante 80 minutos quiso llevarse los flashes y pisar la alfombra roja de la victoria. Los últimos diez minutos, eso sí, fueron del Valencia que, en una de esas hasta pudo llevarse el partido. Yo me quedo con el «no gol» de Alcacer.

Por tanto, creo que Fernando Roig y por supuesto, Juan Roig merecen el reconocimiento de la sociedad valenciana. Aportar capital sin esperar rentabilidad, desarrollar un gran club, contribuir al bienestar de la sociedad y sin ánimo de reconocimiento. Yo les pondría la alfombra... pero «taronja».

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