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Futuro del club

La hora del propietario

Peter Lim reacciona a la primera gran crisis desde su llegada con el anuncio de una ampliación de capital que determinará si está dispuesto a madurar un gran proyecto o seguir especulando con fichajes de futbolistas promesas

El fichaje de Santi Mina supuso ayer el segundo golpe de efecto del propietario del Valencia, Peter Lim, tras la primera gran crisis que ha vivido el club desde que adquirió el poder accionarial de la institución. El primero fue el aviso de una ampliación de capital, anunciado por Amadeo Salvo el pasado miércoles, durante su despedida, y refrendado al instante por Layhoon con la voz firme pero con su habitual frialdad expresiva. La cuestión es que son dos reacciones inmediatas „a la que hay que sumar la visita de la presidenta, el jueves, a la Ciudad Deportiva para tranquilizar a los empleados„ que han servido para atenuar los efectos de la primera tormenta. Una moderada invitación al optimismo que debe confirmarse en los próximos meses.

En el camino se han quedado Salvo y el resto de representantes «valencianos» del proyecto. Apeados del barco el expresidente y el exdirector deportivo, Rufete, „junto a al exconsejero Manuel Peris y los «técnicos» Ayala y Salvans„, no hay barreras para que Peter Lim ejerza el poder absoluto en el Valencia. El agente de jugadores Jorge Mendes es quien controla los fichajes. Al margen de Layhoon, ya no hay más brazos ejecutores.

Al empresario singapurense le ha llegado la hora de demostrar sus verdaderas intenciones. De demostrar con hechos hasta dónde está dispuesto a llegar como dueño del club de fútbol con mayor trascendencia social de la Comunitat Valenciana. El anuncio de la ampliación de capital es, sin duda, un motivo de esperanza para el valencianismo. Un gesto de Lim que puede interpretarse como un proceso de maduración de cara a un interesante proyecto a largo plazo. Pero de momento, es eso: un gesto esperanzador.

La consolidación del plan de Lim para que el Valencia vuelva a estar entre los mejores de Europa pasa por la anuncia capitalización. Es un paso obligado para aliviar la delicada situación de su tesorería, más castigada que antes de la llegada del magnate asiático. Los números rojos han crecido en 100 millones de euros, más los intereses, por el préstamo ya dilapidado con el que Lim entró en el club. Con una deuda global que supera los 450 millones de euros „al margen de la mantiene el dueño con Bankia por las acciones, de cerca de 60 millones tras el pago de los dos primeros plazos„, la ampliación de capital se antoja necesaria para asegurar los cimientos financieros del Valencia. De momento, el club está obligado a vender a Nicolás Otamendi para cumplir con el «fairplay» financiero, que sobrepasa ahora en 18 millones tras la compra de Santi Mina. Y luego hay que cuantificar otras partidas que están en el aire: una posible no clasificación para la Champions en las próximas temporadas o la contingencia de Porxinos. La anulación del PAI de Riba-roja obliga al Valencia a preveer el pago de la indemnización a los bancos propietarios de los terrenos, cuya cantidad no ha trascendido.

La ampliación, por tanto, se antoja necesaria para evitar aumentar el débito, cubrir los fichajes de futbolistas y aumentar el valor real del Valencia para competir con los más «grandes». De momento, ha gastado más de 110 millones de euros en incorporaciones de jugadores en progresión. Le toca enseñar las cartas. Demostrar que quiere dotar al club de mayor músculo financiero o utilizarlo como agencia.

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