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Off the record

La primera piedra

En el transcurso de la rueda de prensa más veraz desde que es entrenador del Valencia, a Nuno Espirito Santo se le escapó una de esas verdades procedentes de las entrañas que hacen fruncir el ceño a los directores de comunicación

La primera piedra

Una certeza a corazón abierto producto de haber salvado los muebles, las lamparas, el sofá, las persianas y hasta el mocho. Quién no conoce esa sensación de extremo alivio al descubrir un majestuoso «5» presidiendo el examen que estaba seguro de suspender. Afectado por ese subidón, el técnico portugués reconoció tras el 1-0 ante el Granada que lo importante era ganar. Lo hizo empleando la siguiente frase: «cuando hay una herida con sangre lo primero es cerrarla». El Nuno de hace unas semanas se hubiera cuidado muy mucho antes de mostrarse tan humano en una conferencia de prensa. Pero cánticos como el de la fatídica tarde ante el Betis sacuden a cualquiera. Analizado con detenimiento, el entrecomillado provoca vértigo. Una herida con sangre y ni ha llegado octubre. Pero así es. O era, quiero pensar. Porque partidos como el del viernes en Mestalla no serán recordados por el entorno dentro de unos días, pero tienen un incalculable valor paliativo para el vestuario.

La pasada temporada no hacía falta remar. Todo estaba bien. La pelotita entraba y no se escuchaba ni un murmullo mínimamente crítico. Pobre de aquel que tuviera la osadía de contradecir al pensamiento único. Hereje descomulgado de la religión valencianista para toda la eternidad. Si Nuno Espirito Santo decidía auto-renovarse hasta 2018 a los seis meses de aterrizar en Mestalla, fantástico. Aunque a los pocos días de la ampliación contractual el Espanyol nos sacara a gorrazos del mejor cuadro de la Copa del Rey en muchos años. Si la entidad realizaba un desembolso de 25 millones de euros para firmar a un jugador incapaz de proporcionar rotaciones coherentes al tridente Fuego-Parejo-André, fantástico también. Que para algo Peter Lim es el máximo accionista y él decide dónde invertir el dinero del club. Aunque -todo casualidad- buena parte de los fichajes procedan de Benfica. Si el equipo, a menudo condicionado por planteamientos ramplones, sufría para deshacerse de rivales menores como Getafe, Córdoba o Rayo Vallecano, más fantástico. Lo importante era ganar partidos, volver a la Champions League. El récord de puntos ocultaba carencias que se han destapado en la 15/16 a las primeras de cambio.

Y es ahora precisamente cuando el arriba firmante considera que sería adecuada la actitud positivista de entonces. De ahí el «Nuno, quédate» de la pasada semana. De ahí el considerar tremendamente excesivos y en algún caso pre-cocinados los pitos hacia el entrenador por dos empates en casa jugando igual de bien o de mal que en determinados encuentros de la temporada anterior. De ahí columnas como ésta, que tratan de poner el foco en aquellas cuestiones que cuerpo técnico y plantilla han tratado de implementar desde que el Valencia tocó fondo en el Power8 de Cornellà. Hay un aspecto esencial que explica la gestión de la crisis llevada a cabo en las entrañas de la Ciudad Deportiva de Paterna. Nuno cuenta con uno de los vestuarios más limpios que ha pasado por Mestalla en mucho tiempo. Si el portugués hubiera tenido que lidiar con las vacas sagradas de la época de Cúper/Benítez o los cables pelados que incendiaban el camarín a cargo de Unai Emery, lo mismo Espirito Santo ya estaba en la gloria. En privado, incluso aquellos jugadores con menor participación cierran filas en torno al jefe. Reconocen no comprender determinados silencios del mister. Confiesan su sorpresa por llamativas ausencias en algunas convocatorias. Confirman la aparición de dudas en el posicionamiento por el cambio de sistema. Pero justifican todo bajo una premisa: Nuno lo está intentando.

Y así es. Ha roto con el corsé del trivote para partidos en Mestalla contra Betis y Granada. Se ha atrevido a formar con la sociedad Negredo-Alcácer. Desconozco si por convencimiento propio o en una concesión a la galería, pero se ha atrevido. Que ya es. Por fin ha descubierto que no le hace ningún favor a Rodrigo condenándole a jugarlo todo y no ha titubeado a la hora de darle a galones a Bakkali (¿Cómo es posible que no esté inscrito para disputar la Champions?). Intuyo que tampoco tendrá reparos para mantener bajo palos a Jaume si considera que puede rendir a un nivel superior al de Matt Ryan. Y, no tan importante como lo que sucede en el verde pero también significativo, comienza a abrirse cuando tiene delante un micrófono. El entorno empaliza más con el líder en apuros cuando éste se humaniza. El propósito de enmienda dentro y fuera del terreno de juego es tan evidente que no seré yo quien tire la primera piedra.

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