Es momento de ser agradecidos. Nunca es conveniente mezclar política y deporte, pero creo que el Valencia CF tiene ante sí una gran oportunidad de echar una mano a la sociedad valenciana. La Generalitat (IVF incluido), el Ajuntament, RTVV y Bancaja son una serie de instituciones que, con sus responsables al frente, decidieron en su momento colaborar, trabajar o directamente ayudar al club de Mestalla. Principalmente, porque se trata de la institución deportiva y social más importante y más seguida de la Comunitat y a la vez, el mejor embajador de nuestra tierra. Sus penas y sus alegrías son seguidas por miles de valencianos a diario. Por eso, siempre que se ha podido, e incluso cuando no se ha podido, el Valencia ha recibido un trato diferente al resto de sociedades y empresas también valencianas.
Y gracias a estas decisiones y a personas que fueron sensibles con el problema del Valencia, probablemente hoy podemos disfrutar de un club vivo y con cierta salud. Pero esto es lo que precisamente ha generado, sobre todo en los últimos tiempos, un delicado debate social. Aunque la conclusión es clara: Las deudas del fútbol las tiene que pagar el fútbol y no los ciudadanos.
Aquí, en esta tierra, donde muchas veces nos perdemos en disputas y en acrecentar nuestras diferencias, por fin, aparece un asunto que está siendo capaz de unirnos. Hace unos días se firmó un acuerdo en las Cortes para exigir a Madrid una mejora de la financiación para Comunitat Valenciana. Es de agradecer que todos los partidos dejaran de lado sus estrategias políticas para tomar juntos un mismo camino y una misma reivindicación. Además, en estos días también estamos asistiendo a diferentes movimientos de apoyo de la llamada sociedad civil. Empresarios, sindicatos y universidades ya se han adherido al «Manifiesto por una Financiación Justa».
Muchos pensamos que somos casi invisibles para Madrid y que nuestra voz apenas llega a Motilla. Por eso, creo que el Valencia CF podría convertirse en un buen altavoz para esta histórica y que más que justa reclamación de la sociedad valenciana. Es como los contratos de televisión, unos tanto y otros bastante menos.
El mismo deporte, el mismo país, la misma Liga pero con una designación de ingresos desigual. Además, justamente los valencianistas somos especialistas y estamos preparados en eso reivindicar lo que es justo de cara a Madrid. Aquí sí somos capaces de sacar nuestro orgullo. Sinceramente, puede que haya llegado un buen momento de dar, después de tanto recibir. Miren, hasta en Singapur podría aparecer el problema valenciano. Si club quiere acercarse, según Peter Draper, al empresariado valenciano y a la sociedad en general, éste podría ser un buen camino. Hay 12.433 millones de razones para hacerlo.
«Jo vinc d'un silenci antic i molt llarg?».
