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Off the record

¿Jugaba Oblak?

Los experimentos con Quimicefa. Este es el Valencia CF. Aquí se viene aprendido.

¿Jugaba Oblak?

Sobrepasada la media hora de partido en el Manzanares, ya con el 1-0 de Jackson Martínez arriba en el luminoso, una jugada del Atlético de Madrid desnudó la pizarra revolucionaria de Nuno Espirito Santo. Con tres toques, Tiago, Koke y Griezmann batieron dos líneas triturando la médula del Valencia y plantándose en la cocina con el mínimo esfuerzo.

La combinación, afortunadamente para el técnico de Santo Tomé, concluyó como lo hacen la mayoría de las llegadas que recibe el equipo: con una gran intervención de Jaume. Simeone, depredador nato, detectó muy pronto las carencias en el simulacro de rombo pergeñado por el entrenador portugués.

Un extraño mejunje de mediocentros del que no podía salir nada decente. Parejo defendiendo a Filipe Luis, Enzo persiguiendo a Griezmann, Danilo jugando de «6»... Y así nos fue. El de Almenara, que es gato pero no es Superman, no pudo hacer nada para sacar del hierro el latigazo de Ferreira-Carrasco.

Los experimentos, para el Quimicefa. Esto es el Valencia. Aquí se viene aprendido. Desconozco si alguno de los jugadores a las órdenes de Nuno se atrevería a matizarle algún aspecto táctico durante el descanso. Álvaro Negredo puede dar fe de lo mal encajador que es el portugués. En el ámbito público y entre cuatro paredes.

En una evidente confirmación del desastre en el planteamiento inicial, el rombito de la vergüenza apenas aguantó diez minutos de la segunda mitad. Nuno tardó todo ese tiempo en percibir lo que media España había visto al cuarto de hora. En ese preciso instante, sacó del verde a su capitán, Parejo (haciendo amigos), para meter a Bakkali y regresó al 1-4-3-3. Pero ya era tarde. Muy tarde. Hasta el penalti infantil de Godín a Mustafi, era imposible aseverar sin riesgo de error el color de la remera de Jan Oblak. El gol de Paco Alcácer pareció sorprender incluso al propio Valencia, que en la recta final -con un dibujo más coherente y fiel al de la temporada pasada- embutió al Atleti en su área.

Llegaron saques de esquina, faltas laterales y un centro repleto de bisoñez a cargo de Santi Mina que pudo originar el 2-2. No hubiera sido justo que el equipo de Mestalla empatara. Y, si lo hubiera hecho, puedo garantizar que la columna que están leyendo sería exactamente la misma.

Resulta paradójico que la semana en la que Nuno Espirito Santo ha tomado la decisión de blindar todavía más la Ciudad Deportiva de Paterna su equipo perpetre setenta minutos infumables concediendo ocasiones de forma incesante. No queda nada bueno del Valencia 14/15. De eso debería ocuparse el entrenador. Y dejarse de sandeces.

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