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Off the record

Solo se salva el traductor

Los números de Neville sobrecogen por desastrosos. Solo le ha ganado al Granada y al Barakaldo

Solo se salva el traductor

Ocultos bajo el énfasis de su excepcional traductor y el fulgor que genera un pasado en el teatro de los sueños, los números de Gary Neville sobrecogen. Por desastrosos. Cuando Peter Lim recurrió a él „porque quiero pensar que fue una idea del máximo accionista y no una sugerencia de algún tercero„ para el cargo de primer entrenador en el Valencia, el equipo (octavo en la clasificación) acababa de conseguir un meritorio empate ante el Barça. Esa jornada, la 14ª, la distancia con la posición que da derecho a disputar la previa de la Champions League era de cinco puntos. Una mala tarde la tiene cualquiera, que diría el otro. El entorno tenía la sensación de estar todavía a tiempo de todo. Pero, transcurridas varias semanas, la prueba del algodón resulta fallida para Neville.

Más ruido que nueces. La cuarta plaza ha mutado en utopía. Los dieciséis puntos de ventaja del Villarreal convierten la segunda vuelta en un Tourmalet. Y no tenemos ni bicicleta. Hace dos meses que el Valencia no gana en Liga, competición en la que únicamente ha conseguido imponerse a Sporting, Granada, Málaga, Levante y Celta. Equipos menores como Las Palmas, Depor o Betis han sucado en el chollo de Mestalla, antes caldera encendida, guarida temible para la clase media. Como ocurriera por ejemplo en 2008, no queda otra que aferrarse a las competiciones por eliminatorias „Copa del Rey y Europa League„ en las que quizá los jugadores puedan alcanzar puntas más elevadas de rendimiento al liberarse de la presión que genera la exigencia en Primera. Pero entregar la cuchara liguera cuando no ha concluido el mes de enero evidencia la vulgaridad de un grupo que no hace tanto miraba a los ojos de todos y cada uno de sus rivales.

Si calculadora en mano soñar con la banderita de las estrellas en Mestalla se antoja una proeza, desde el punto de vista de las sensaciones el asunto todavía es más complejo. La pregunta recurrente tras la extrasensorial experiencia nunista se repite con Neville: ¿A qué juega el Valencia? Les invito a acomodarse en el sofá y engullir los diez partidos de la próxima jornada. La gran mayoría de equipos que desfilarán ante sus ojos tienen un plan. La presión incesante y búsqueda al espacio de la MSN en el Barça, el juego directo buscando a la sociedad Aduriz-Raúl García en el Athletic de Bilbao, el irrenunciable 4-4-2 de Marcelino para aprovechar el buen entendimiento de Bakambu y Soldado en el Villarreal o la valentía en la presión arriba del Eibar de Mendilíbar.

Definir el estilo o la propuesta de inicio del equipo que dirige Gary Neville sigue convirtiéndose en un código indescifrable. Al menos para quien suscribe. Y el inglés ya no puede escudarse en la coartada del recién llegado. Son ocho partidos oficiales y únicamente ha conseguido ganarle a Barakaldo y Granada, ambos partidos de Copa del Rey. Para eso haber dejado a Voro.

Hace unos días, alguien cercano al universo Meriton trataba de explicarme su modus operandi desde el punto de vista del proyecto deportivo. Han depositado su confianza en Jorge Mendes y la fórmula „que no es inamovible„ solo es replanteable desde un rotundo fracaso. Ante esa tesitura, la fórmula de un director deportivo al uso y una verdadera planificación digna del S.XXI son variables que están encima de la mesa. Afortunadamente, Lay Hoon ya ha mantenido contactos con futuribles para un cargo híbrido entre scout y director deportivo. Desconozco el sentido del concepto fracaso en Singapur pero, en estas latitudes, irse a la calle en un grupo Champions con el Gent y el Olympique de Lyon y, sobre todo, haber sumado la friolera de 23 puntos sobre 57 posibles siempre ha significado tener que cambiar hasta los percheros. No es habitual que el Valencia baje el telón de la primera vuelta más cerca del descenso que de la gloria. Y en esas estamos. La planificación de la plantilla 2015/16 „un mejunje injustificable y sobrepagado„ evidencia la falta de preparación de los ejecutivos al cargo. No delegar en alguien capacitado seguirá convirtiendo a la presidenta y el propietario en responsables por omisión.

Que la entidad se iba por el sumidero antes del proceso de venta es una verdad innegable, como también lo es que el plan de acción desde Rodrigo Caio hasta nuestros días conduce al Valencia al precipicio deportivo. Sigo teniendo a Lay Hoon por una persona con la cabeza sobre los hombros. Me aseguran que tiene el diagnóstico claro. Falta que su inmediato superior le escuche. Ya va siendo hora de tomar medidas, es indecente que lo mejor del equipo semana tras semana siga siendo el traductor del entrenador.

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