A las 19:47 horas aparecía una nueva gran grieta en el Valencia, asediado por una crisis deportiva e institucional cada vez más ingobernable: el director deportivo Jesús García Pitarch presentaba su dimisión irrevocable enviando un mensaje de whatsapp. Apenas una semana después de la renuncia al cargo del entrenador, Cesare Prandelli, Suso también se rinde. La situación del club de Mestalla roza el caos. Con solo 12 puntos en la clasificación y una plantilla por rehacer con el mercado de invierno ya en marcha, Voro González y José Ramón Alesanco (hasta hace nada delegado y director de la escuela) deben asumir de forma interina, sin saber si van a ser ratificados, el mando del primer equipo y de la planificación deportiva. En plena encrucijada, todas las decisiones trascendentes en el Valencia quedan en suspense.

¿Qué ha pasado para que en solo ocho días García Pitarch haya pasado de decir que dimitir «es un acto de irresponsabilidad», tras una previa dimisión que no fue aceptada, a claudicar y arrojar la toalla? La respuesta está en la exasperante lentitud burocrática del Valencia a la hora de sellar los fichajes. García Pitarch enseñó la bandera blanca después de que, tras regresar de Milán, no lograra contactar ayer con la cúpula del club (la presidenta Layhoon Chan y el propietario Peter Lim) para informar de los pactos alcanzados con la Juventus para la llegada de Simone Zaza. Unas condiciones que según pudo saber Levante-EMV estaban completamente cerradas. García Pitarch había recibido la confirmación, por parte de los directivos de la Juve, de que se contaba incluso con el «transfer» del futbolista. Únicamente faltaba, en teoría, que Antonio Zaza, padre del jugador, notificase a su hijo los términos del acuerdo. En ese contexto, y tras la derrota ante el Celta en la Copa (1-4), con todo Mestalla gritando en contra de Lim y Pitarch, el director deportivo viajó a Italia para rematar las negociaciones con la Juventus: opción de compra obligatoria a final de campaña de 16 millones si el delantero disputaba un número determinado de partido (entre 10 y 15). Hubo fumata blanca.

Sin embargo, a la operación solo le faltaba una formalidad, la del cuño final de Lim, que se alargó indefinidamente. En la anarquía en la que convive el Valencia chocan incluso las versiones internas, hasta el surrealista punto de que se da autonomía a un ejecutivo para negociar en nombre del club y al mismo tiempo, desde la misma entidad, se desautorizan los acuerdos a los que ha llegado. Una vez se tuvo noticia de la renuncia de García Pitarch, desde el Valencia se afirmaba que la operación de Zaza y el resto de negociaciones estaban «muy lejos» de ser concretadas. «Estamos solo a 7 de enero», afirmaban estas fuentes, que acogieron hasta con cierta sensación de alivio la confirmación de la dimisión del director deportivo.

Durante la misma jornada de ayer, García Pitarch manifestaba su optimismo por el estado de las conversaciones para que llegasen los primeros y anhelados fichajes de invierno. Zaza estaba en apariencia atado. Se tenían también esperanzas en aproximar posturas por el también juventino Patrice Evra, ya que existía una alternativa seria para colocar a Guilherme Siqueira. De hecho, la intención inicial de García Pitarch era la de presentar la semana que viene de una sola tacada, en un mismo acto, a Simone Zaza, Nemanja Maksimovic, Patrice Evra y Jon Obi Mikel, que finalmente prefirió optar por la oferta económica de la liga china. Incluso a las 19 horas, apenas media hora antes de su dimisión, García Pitarch estaba convencido del fichaje de Zaza, aunque ya manifestaba señales de hartazgo por toda la erosión acumulada en las últimas fechas.

En la misma tesis que Prandelli

El modus operandi, ni ágil ni práctico, de Lim a la hora de acudir al mercado fue uno de los argumentos principales esgrimidos por Prandelli para desistir y abandonar el banquillo. La paciencia del técnico italiano se desbordó cuando en el regreso a los entrenamientos no encontró ninguna certidumbre de que las primeras peticiones de fichajes se fuesen a cerrar a corto plazo. Sobre todo en el caso de Zaza, con quien las negociaciones estaban pendientes del empujón final desde principios de diciembre. En esa brecha, García Pitarch optó en un primer momento por alinearse con la tesis del club y solo lanzó un tímido amago de dimisión cuando Prandelli, al sentirse traicionado, dejó el club de forma irrevocable. Esa complicidad con Meriton le valió a Suso oir por primera vez su nombre en la enérgica protesta de Mestalla el pasado martes en la Copa del Rey. Con su adiós, el director deportivo da la razón a Prandelli y deja a Lim sin su último escudo.

Desde que asumiera hace un año la planificación deportiva de la entidad, aparecieron las dudas sobre la independencia que García Pitarch podría tener para ejercer su cometido, encabezadas por la notoria influencia que el agente Jorge Mendes había tenido sobre Lim. Una prueba fue el proyecto para la presente temporada. García Pitarch contemplaba un plan en el que se tenía en mente a jugadores como Kostic, Diawara, Raúl Albiol y el mencionado Zaza. El intervencionismo directo de Lim tumbó todas esas operaciones y generó otras, como los traspasos al Barça de André Gomes y Paco Alcácer. De los jugadores que se mostraron como la base futura del equipo en la gira a Singapur, o fueron traspasados o han acabado viéndose marginados. Suso tragó con esa injerencia y, en el último día del mercado estival, aparecía de copiloto en el coche de Mendes para cerrar a medianoche la urgente operación de Garay.

Tres entrenadores en un año

En su segunda época en el Valencia (ya fue director deportivo entre 2003 y 2005). Sin embargo, el rendimiento del equipo no ha dejado de empeorar. Tras la destitución de Gary Neville promovió a Pako Ayestarán, al que acabó renovando una vez certificó la salvación del equipo. El técnico vasco fue despedido al perder los cuatro primeros partidos de Liga y, en su lugar, se optó por primera vez desde que Meriton entró al club por un perfil de entrenador experto y de tirón mediático, como Cesare Prandelli, que dimitió el pasado 30 de diciembre ante la falta de refuerzos.