A la Liga no le gustan las fallas. O las fiestas. Obliga a elegir. Con las horas que tiene el día, Tebas y compañía han decidido que hoy, a la hora de la mascletà, los valencianistas tengamos que escoger entre arropar en Mestalla a un equipo moribundo o disfrutar con el espectáculo pirotécnico de la Plaza del Ayuntamiento. Entre sufrir y gozar. O cara o cruz. Eso por no mencionar a los miles y miles de falleros que, por ir al estadio a ver qué pasa ante el Sporting, no podrán pasar la mañana en sus casales «fent feina». Es lo que hay. Y la situación se agravará la próxima semana. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional no debe saber cómo se vive en València la noche de la cremà. Debe desconocer que, esa noche, a la hora que ha programado el FC Barcelona-València se estarán quemado en la ciudad los 381 monumentos infantiles de las primeras fallas declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. Eso, por no ampliar la cifra a las más de ochocientas fallitas de toda la Comunitat Valenciana que a la hora del partido las llamas estarán devorando. Niños y familiares, porque así lo ha decidido Tebas, no podrán sentarse ante el televisor para ver el superpartido. Tendrán que elegir. Entre sufrir y gozar. Solo queda que, para minimizar disgustos, los chicos de Voro copien a los de Luis Enrique la garra, el entusiasmo y la confianza exhibida ante el PSG de Emery porque a veces, querer es poder. Si el València gana y logra que la afición se vuelva a sentir orgullosa de él, toda elección habrá merecido la pena.
