El fútbol no obedece a una estricta lógica mercantil y la fortaleza institucional pública es sinónimo de influencia y poder. Después de verse perjudicado en el campo del Betis, el Valencia se vio forzado a protestar y recurrió a la figura de Juan Cruz Sol, veterano exjugador y directivo del área social, con otros teóricos cometidos. El club movió ficha y la presidenta Layhoon Chan aprovechó una reunión federativa en Madrid para trasladar, en privado, las quejas del club tanto a Ángel María Villar como a Victoriano Sánchez Arminio, jefe de los árbitros.
Más contundente, tanto por el contenido y por el emisor de la queja, ha sido la protesta del París Saint Germain por el arbitraje sufrido en la remontada del Barcelona en Liga de Campeones. El jeque Nasser Ghanim Al-Khelaïfi (Doha, 1973), personaje habitual en ruedas de prensa de fichajes y otras comparecencias, aseguró que «el resultado hubiese sido otro con un arbitraje más clarividente». Por lo general, los clubes en los que su presidente o propietario no habla ante los medios recurren a su director deportivo o, en el caso por ejemplo del Madrid, a directivos de peso influyente por su fama como futbolistas de talla legendaria, como Emilio Butragueño.
