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Campañas óptimas

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El Villarreal ya ha cumplido con la primera parte de su sensato y sostenible programa: a estas alturas de la competición ya ha mantenido la categoría. Vivirá un año más entre los grandes. En la elite. El Valencia, que sufre para ganar los partidos, supera lo que se pronosticaba sobre sus auténticas posibilidades. Es cuarto en la tabla posición por encima de lo presupuestado ya que, tras años de angustia, ha devuelto el optimismo a Mestalla. Afortunadamente.

El Villarreal es dirigido de manera ejemplarizante. Mantener la economía boyante es la primera de sus premisas. Cuando se produce la venta de Bakambu hay voces que se sorprenden y hasta demuestan tal operación. Es cierto que el equipo contaba hace un par de años con una pareja luchadora y de buenos resultados con Soldado y Bakambu y ambos no han sido eficazmente sustituidos. O al menos no han tenido sucesores de similar influencia en el ataque. Los traspasos del club avalan su trayectoria. Suele comprar barato y vender caro. El historial de operaciones de compraventa avalan la gestión desarrollada hasta el momento.

Es cierto que sin Bakambu se ha perdido una pieza fundamental. Evidentemente, costará mucho más ganar los partidos. Sin embargo, sus socios deben hacerse a la idea de que, independientemente del puesto final que acabe en la Liga, habrá acabado muy por delante de clubes de mayor rango histórico, de presupuestos mayores y de sedes ciudadanas mucho más importantes.

El Villarreal, que ha tenido la desgracia de ser acosado por las lesiones - el Valencia también- y la perdida durante toda la temporada de Bruno Soriano, su jugador más emblemático, el director dentro del campo y el espejo en el vestuario, se mantiene en lugares de gran dignidad. La caída en Liga Europa no ha sido humillación. Ha sido un tropiezo más dentro del juego del fútbol.

Marcelino García Toral proclama constantemente las bondades de sus jugadores. Hace bien para mantener disciplina y cohesión dentro de la plantilla. Su mensaje es optimista y ello crea ambiente. No obstante, los socios, que deben sentirse satisfechos por la marcha en las competiciones en que ha participado, deben ser conscientes de que el equipo es justito. Hasta la fecha ha respondido muy por encima de lo que se podía imaginar al comienzo. Ha sido eliminado de la Copa, pero con el Barcelona y en Liga se mantiene en cuarto lugar, lo que era casi inimaginable hace tres meses.

Al Valencia le cuesta ganar. Ello no es singularidad. La Liga no ofrece grandes ventajas. De los dos grandes abajo, todo resaltado es posible. El Villarreal ha cumplido con su primera gran ambición. El Valencia alcanzaría una meta sorprendente y para grandes celebraciones si se mantuviera en cuarto lugar. Para el Villarreal, el puesto del final de etapa no supone un ingreso económico absolutamente necesario. Para el Valencia, la Liga de Campeones es bien necesario. Tal vez con ello, Peter Lim hasta reanudara la terminación del nuevo estadio, promesa que hasta hoy ha incumplido.

Posdata. Sin Copa, ni Liga Europa, Valencia y Villarreal podrán sentirse menos agobiados.

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