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Una capitanía para Rodrigo

Una capitanía para Rodrigo

Rodrigo no las embocó en el Camp Nou con la facilidad que acostumbraba, lo cual refuerza todavía más la importancia de todos los goles que lleva haciendo. Hoy es el día de reafirmarlo. Rodrigo, fallón en Barcelona, en lugar de consolidarse como un goleador va terminar yendo más allá, convirtiéndose en un capitán.

Ocurre fuera un poco como en el campo. Si Rodrigo marca por espasmos, apareciendo por sorpresa, encontrando huecos lisos entre superficies áridas, ante los micrófonos ha comenzado a ordenar todos sus pensamientos, empaquetados en titulares comprensivos sobre a dónde viaja Rodrigo y a dónde quiere viajar con el Valencia.

Representa la escala del tiempo. Mientras podríamos perdernos en que esto solo trata de meternos en Champions, con una mirada limitada a la primavera, Rodrigo arrastra el calendario hasta la hoja de después. Da pistas sobre su creencia en las posibilidades de este equipo. ¿Milagro?, oiga, milagro son otras cosas, pensemos en seguir dando pasos adelante. Si Marcelino interpreta con lucidez el papel del entrenador que premia a los suyos por un esfuerzo prolongado, Rodrigo hace lo propio representando el rol del jugador que aprieta las tuercas a sus colegas. Porque puede, porque las enchufa, porque se siente con fuerza jerárquica.

Nos hemos pasado lustros discutiendo sobre el sexo de los capitanes y la virtud de algún componente de la plantilla para ser líder, para tomar la bandera en mitad del erial. Al Valencia le ha salido un goleador y de paso un líder, capaz de venir de los años de plomo para conducir por un trance de bienestar inesperado. El espíritu autocrítico y evolutivo de Rodrigo también equivale algunos goles. Los de quien pudiendo rebotarse y engrescar el ambiente producto de la frustración, resistió (resiliencia, argh) callado, persistiendo.

No es una actitud que pueda tasarse, pero es una de esas pequeñas diferencias entre los grupos que van hacia adelante y los que se encallan. Antídoto contra la relajación. Rodrigo, aunque solo sea de tarde en tarde -incluso en las que falla las fáciles- está pidiendo brazalete.

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