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La valía de Marcelino y Quique Setién

La valía de Marcelino y Quique Setién

M arcelino García Toral y Quique Setién están dando esta temporada una lección a todos aquellos dirigentes listillos que se dejan llevar por la fachada y el glamour a la hora de decidir quién entrenará a su equipo. Valencia y Betis, viniendo de dónde vienen (acabaron la pasada temporada en la posición 12 y 15 respectivamente), están haciendo un temporadón. Tienen, eso es evidente, entrenadores y no guardias urbanos o guapitos exjugadores con título de entrenador. Allí donde han ido, asturiano y santanderino, han demostrado su valía. Cierto es que, en ambos casos, en algún que otro partido han sufrido el mal conocido como «ataque de entrenador» y la han pifiado... pero tienen ganado el perdón. Con 65 puntos, el Valencia de Marcelino ya tiene prácticamente cerrada su participación en la próxima Champions y, con 55, el de Setién su billete para la Liga Europa. Peter Lim debe tomar nota de todo ello. El dueño del Valencia, cuando empezó a jugar con su juguetito, lo rompió. El empresario quiso jugar a ser dirigente y fracasó (recuerden la frase de Layhoon 'yo soy Peter Lim'), quiso ser director deportivo y fracasó (¡vaya fiasco el de Neville!)... Esta temporada, a pesar de que vio perder al equipo contra el Getafe en un pésimo partido, Lim, aparentemente, se ha mantenido al margen. Los profesionales, esa palabra que dice tanto y que tan poco se respeta, son los que han devuelto al equipo al lugar que nunca debió perder. Si un hombre de fútbol como Mateu Alemany es quien corta el bacalao en el Valencia de Anil Murthy, en el Betis es su amigo Lorenzo Serra Ferrer quien pone cordura al club que dirige Ángel Haro. Pues lo dos, será que beben agua de la misma fuente, hace un año manejaron los mismos nombres para liderar sus banquillos. Y el tiempo les ha dado la razón. Marcelino y Quique no tienen la percha y la proyección mediática de otros, pero con su trabajo y desde la sensatez han conducido a sus equipos hasta Europa. Con el objetivo casi conseguido, llega el momento de armar buenos equipos para no tirar a la primera de cambio todo el trabajo hecho por la borda y que el disfrute se alargue lo máximo posible.

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