Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Estar a favor y en contra de Paquito

Ahora también queréis que nos posicionemos a favor o en contra de Paquito. La necesidad de declarar el posicionamiento como lacra posmoderna. La cuota ridícula de tener que bifurcarse y decir sí a Alcácer, plañideros perdidos ante la melancolía de lo que no sucedió (el delantero quedándose en casa, sellando una relación atemporal) o decirle no, al modo revanchista de quien niega los goles obvios, desprendiendo inquina ante cada tanto.

¿Qué hacemos los que ni en un lado ni en otro? Los tibios timoratos que apenas recordamos ya sus declamaciones de aeropuerto, aunque las seguimos creyendo torponas y contraindicadas, poniendo a parir el proyecto que se quedaba mientras él se marchaba; los cobardes que cuando Alcácer marca y marca apenas sentimos una afinidad por alguien criado en el vecindario, pero no la suficiente emoción como para hacer de ello añoranza y drama.

Parecemos dispuestos a flagelarnos ante cualquier apeadero con aspecto de calvario. Latigazo a latigazo, busquemos culpables. Que no fue a Alcácer, que fuimos nosotros. O al revés. Un mejunje de inquina adulterado por la creencia de que cuando uno es valenciano tiene un destino prefjado en su casa, con la fantasía de que dejamos pasar una oportunidad de oro y ahora tendríamos a Alcácer atiborrándose de goles, en dueto mágico con Zaza, cuya marcha fue otro dramita más.

Quizá es más sencillo, tal vez no hay para tanto. Puede que tuviera su derecho a buscar otro destino ante la desconfianza propia y de su entorno en el proyecto. Puede que se equivocara. Puede que la gestión de su marcha fuese torticera, confundiendo el sofoco ante un presidente pasajero con el respeto a una entidad permanente. Puede que lo mejor para Alcácer y para el Valencia fuese separar sus caminos, dada la intoxicación del vínculo común. Puede que Alcácer, de haber regresado este verano, estuviera seco de goles, como derivada de un sistema que prima acertadamente la contención. Puede incluso que sea posible tener buena consideración del Alcácer futbolista pero al mismo tiempo no acarrear ningún sentimiento de pérdida para con él.

Otra historia es el episodio intangible por el que un jugador vejado e inservible se convierte en una gota fría de goles de la manera más inesperada, en un entorno imprevisto. El contexto es media vida.

Compartir el artículo

stats