Fin al idilio del Valencia CF con Marcelino. Mestalla ha despedido al equipo con una sonora bronca tras el enésimo fracaso de la temporada: una derrota en casa ante el Girona. Los aplausos de Guedes al público al acabar el encuentro producían casi ternura. El esfuerzo, como siempre, había sido máximo. Pero una vez más sin recompensa. El Valencia se ha estrellado esta tarde primero contra el infortunio y después contra su falta de ideas. Por ese orden. Mereció ir ganando en la primera parte y se encontró perdiendo en el arranque de la segunda tras una diablura de Roberts. A partir de ahí se apoderaron los nervios y la escasa iniciativa de Marcelino, que no supo cómo darle la vuelta al fatídico devenir. Los cambios, dos de ellos muy tarde, no soluconaron nada.

Pese a las bajas, el Girona presentó una línea de tres cuartos muy habilidosa: en especial Roberts, que se iba con quiebros de Gayà. Un posterior caño de espaldas de Pedro Porro dejó al de Pedreguer con mal cuerpo. Poco después vio la tarjeta por una entrada a destiempo.

Nada se le pudo reprochar en el último tramo de la primera parte al Valencia. Atacó con todo. El VAR anuló en primer lugar un tanto rebotado de Kondogbia porque antes del centro atrás de Gayà, la pelota había rebasado la línea de fondo. Tenía razón la tecnología. A continuación, al cabezazo picado de Rodrigo respondió el meta Bono en la misma raya de gol, un paradón de uno de los mejores porteros de la Liga. Todo el estadio cataba el gol. El centro, magnífico, había sido de Wass, de lateral derecho, y por primera vez con cierto parecido al jugador que jugaba en el Celta. En pleno asedio valencianista, otra vez por la derecha llegó Carlos Soler y centró raso. Otro vez Bono repelió el remate de Guedes y el rechazo lo envió Mina, a puerta vacía, al travesaño. Había una especie de maldición en el aire de Mestalla. Por una razón u otra, no había manera de marcar.

El equipo de Marcelino había empezado muy plano, con pases pasados de potencia de Coquelin, pero acabó presionando y metiendo en su área el Girona al filo del descanso, con ganas de todos de que no se acabara la primera parte.

La segunda pare no pudo empezar peor: un mal pase atrás de Kondogbia cayó a los pies del peor enemigo, Roberts. E extremo inglés se fue con una facilidad insultante primero de Gabriel y después de Garay, que le concedió un latifundio. El tiro cruzado de Roberts se topó con una excelente estirada de Neto, pero el rechazo lo cazó Pere Pons y puso el 0-1.

El VCF necesitaba un revulsivo, pero el tecnico no lo encontraba. Su equipo presionaba mal, desacompasado, lejos del área catalana. Y el público comenzó a impacientarse. Y pitó el cambio de Batshuayi por Soler. El problema no era de falta de delanteros, sino de fútbol, de centrocampistas. Y de profundidad por las alas. Wass llegaba pero muy poco. Es lo malo de no tener un lateral derecho de cierto nivel.

Pérdida del centro del campo

El Valencia había perdido el centro del campo y lo expresó Kondogbia al ver una tarjeta amarilla de impotencia. Entraron Ferran Torres y Gemeiro para los últimos 10 minutos. Aun le dio tiempo a Ferran de llegar como un tiro a la línea de fondo (lo que hace tanta falta al equipo), pero su pase atrás lo remató fuera Batshuayi. Demasiado tarde. Muchos delanteros, pocas ideas, otro fracaso.