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Opinión

Un par de datos

Lamento decepcionarles, pero no. No dispongo de ninguna de las 2.500 estadísticas de esa empresa fascinante que estudia al detalle los partidos del equipo que dirige Marcelino García Toral. Ya me gustaría, pero -de momento- la filtración interesada no se ha producido. Todo llegará, sobre todo si las victorias siguen sin producirse. Lo que sí quisiera explicarles para empezar es el punto en el que estamos. Simplemente con un par de datos. Me sobran los 2.498 restantes.

El que nos ocupa es el segundo peor inicio de temporada en toda la historia del Valencia. Y cuidado porque el único más negativo que el actual data de 1957. Fue el año de la tremenda riada que asoló la ciudad -Mestalla incluido- a mediados de octubre y el equipo se vio obligado a disputar la mayoría de los partidos de la primera vuelta como visitante.

Un segundo dato. Los números de Marcelino en estos primeros once partidos de Liga, once puntos y tan solo un partido ganado, no son mucho mejores que los de Nuno Espirito Santo (19 puntos en 13 jornadas), Djukic (20 puntos en 16 jornadas) o Pellegrino (18 puntos en 14 jornadas). Estoy seguro de que tienen muy claro dónde estamos. Y todo ello sin necesidad de contratar los servicios de una empresa especializada en estadísticas proveniente de otra galaxia.

Lo de los datos (que no se discuten, se comprueban) viene porque no entiendo que -con la que está cayendo- ahora resulta que el tema de debate es si Mestalla está o no con su equipo. No hablamos del acierto que supone poner a Wass de lateral derecho en lugar de Vezo o de la evidente contradicción en la que Marcelino ha incurrido con la pareja Kondogbia-Coquelin, de la que renegó como posibilidad en San Mamés para luego ponerlos en el doble pivote -en casa- contra el Girona. Tampoco se analiza el críptico dibujo con el que el equipo acabó el partido el sábado, juntando cuatro delanteros en un batiburrillo extraño con Ferran actuando de lateral por primera vez en su carrera.

Hablemos de fútbol. De sistemas, de recursos, de rendimiento y, sobre todo, de soluciones. Bastante ha aguantado el personal, que no ha visto ganar a su equipo en Mestalla ni una puñetera vez en toda la temporada. Si las protestas están dentro de los límites de la educación y, como el sábado, se producen al acabar el partido, no hay nada que reprochar a los aficionados. Son los únicos que están cumpliendo.

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