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El Valencia, campeón por teléfono

El Valencia, campeón por teléfono

El Valencia llegó por tercera vez a la cima de la Liga y quedó sentenciado para la historia como el equipo que fue campeón por teléfono. En la temporada 46-47, no existían los programas radiofónicos que dan noticia inmediata de los resultados del campeonato. En la ciudad había algunos bares que se especializaron en obtener la lista de los resultados por el teléfono, único medio de la época. Colocaban en la puerta del establecimiento una pizarra en la que, escritos a mano, rellenaban los resultados. Era reclamo para que los aficionados tomaran una cerveza mientras iban llegando las noticias. La del VCF campeón en la última jornada se conoció por el mismo sistema.

En la esquina Marqués de Sotelo y Xátiva había un bar que solía ser el primero en anunciar lo sucedido en cada campo (y en la lista de la lotería con «números tomados al oído»). Enfrente estaba el Bar Valencia al que el concertista de guitarra Fernando Saz Ribera acudía porque, además de buen café y los resultados, servían la mejor agua de seltz de la ciudad. Los bares eran mentideros futbolísticos en las tardes dominicales. El que existía en Pascual y Genís esquina a Don Juan de Austria, era auténtico museo valencianista. No había un hueco en las paredes en que no estuviera colgada una fotografía de jugadores, partidos o jugadas para recordar.

El Valencia fue campeón en una temporada en que ascendió el Alcoyano y descendió el Castellón. En las dos anteriores su había tomado un respiro liguero y había acabado quinto y sexto. En la 44-45 el Castellón fue octavo y ascendieron Alcoyano y Hércules.

La 46-47, en la que ya existían casi de misteriosamente las quinielas, la campaña fue realmente excitante. El Valencia actuó de tapado. Así como en su segundo título se puso pronto en cabeza y venció de manera arrolladora, esta vez le tocó el papel de esprinter, del que arranca en la recta final y llega primero a la meta mientras otros dos adversarios se están vigilando. En aquellos años surgió la figura del oriolano Bernardo Ruiz, que no era precisamente esprinter, aunque fue varias veces campeón de España en ruta y el primer español que subió al podio en el Tour. Bernardo Ruiz fue en su día distinguido con la insignia de oro y brillantes del Valencia, que siempre lució en su traje de los domingos.

La tercera carrera hacia el podio liguero tuvo participación en el pelotón. A mediada la competición lideró el Atlético de Aviación y en la jornada dieciocho le empató en cabeza el Atlético de Bilbao. En la vigésima jornada el torneo creció en emociones porque igualan en cabeza los de las alas de aviación en el escudo, los rojiblancos bilbaínos y Barcelona. Los tres con 27 puntos. El Valencia entonces está en la estela pero con 24 y en opinión de la crítica madrileña ya está descartado. Un punto menos, el Sevilla. Toma ventaja en San Mamés el equipo vizcaíno que derrota por 1-0 el Barcelona. Al tiempo el Alcoyano se va afianzando en Segunda en busca del ascenso.

Sigue en cabeza el Atlético de San Mamés y el Barcelona está a dos puntos. También está en la pelea el atlético madrileño. Estamos a tres jornadas del final y nada parece resuelto. Siete días después, bilbaínos y barceloneses vuelven a empatar en cabeza con 31 puntos. La Liga cobra más emoción porque colchoneros y valencianistas se han colocado a un punto de la cabeza.

En la penúltima jornada el equipo vasco golea 6-2 al Murcia y es líder con 33 puntos. Uno menos tienen rojiblancos madrileños y Valencia. La jornada final no puede estar más al rojo vivo. Juegan los vascos en Riazor con el Deportivo, que está en descenso. Empatan a tres goles que no servirán a ninguno de los dos. Unos se quedan sin Liga y otros no salvan la pérdida de categoría.

El Atlético madrileño lo tenía teóricamente fácil. Se enfrenta al Real Madrid que en esa campaña acabó séptimo. La sorpresa fue enorme porque ganan los madridistas 2-3- en el Metropolitano y la liga la gana el Valencia que derrota por 6-1 al Sporting que, según la norma de la aplicación de la lengua el Imperio, es Real Gijón. La noticia de campeones llegó a Valencia por teléfono. La obtuvo Luis Colina, que desde el auricular del campo puso dos conferencias para conocer lo sucedido en Coruña y Madrid. Nunca más volverá a darse esta circunstancia aunque en otra ocasión el Valencia obtuvo la Liga, aun perdiendo en Sarriá con el Español, con el empate de colchoneros y azulgrana en el Calderón. Pero esta es otra historia que aún hay que explicar porque en Madrid se han pasado años con una teoría estúpida.

En aquella temporada desde el punto de vista valenciano hubo fastos y lutos. En Primera descendió el Castellón, ultimo de la tabla y de Segunda ascendió le Alcoyano. En esta categoría el Hércules fue cuarto y el Levante, sexto. La gran noticia estuvo en Mestalla por partida doble, Fue campeón el primer equipo y ascendió por vez primera a Segunda el Mestalleta que tantos grandes frutos dio el club con la promoción de numerosos jugadores valencianos. Leopoldo Costa Rino, que entrenaba al Cuenca propició la absorción de este club de barriada por el Valencia y así nació en 1944 el Mestalla. En el equipo que ascendió a Segunda jugaron Puchades, Vicente Pechuán, Quiliano Gago, Francisco Mir, Antonio Fuertes y Tomás Pomar. Algunos de estos llegaron al primer equipo e incluso a la internacionalidad.

En la plantilla del club campeón ya se produjo la llegada de valencianos, de jugadores nacidos en la cantera propia y en localidades de la región. Con los campeones, Eizaguirre, Álvaro, Juan Ramón, Ortúzar, Monzó, Asensi, Epi, Amadeo, Mundo, Igoa, Pasieguito y Seguí, figuraron en la plantilla, varios valencianos y uno de ellos acabó siendo ídolo indiscutible: Antonio Puchades Casanova. Con él también formaron parte del equipo Sáenz, Menarques, Giraldós, Mena y Morera. Ese año se incorporó a la defensa el madrileño Luis Díaz que jugaba en el CIFESA equipo de Tercera de Madrid, propiedad de la empresa cinematográfica valenciana. En la plantilla, por Pío figuró el levantinista Crespo y fichó a uno de los futbolista más singulares de la historia, Alsúa II, que llegó del Madrid y acabó en juguete roto.

Ese año causaron baja en la plantilla Guillermo Gorostiza, Simón Lecue, Rogelio Santiago Lelé, Llácer, Pío Bau y Vicente Hernández que volvió al Castellón. El capitán Carlos Iturraspe pasó al Levante en uno de los cambios de acera que fueron muy recurrentes.

El equipo fue dirigido durante dos temporadas por Luis Casas Pasarín. En la primera fue campeón y logró el subcampeonato en la segunda. Tuvo fama de hombre presto a las discusiones y las peleas. Con él debutó Antonio Puchades, pero no fue partidario de convertirlo en titular lo que le valió fuertes discrepancias porque la prensa y los aficionados consideraban imprescindible al jugador que estaba creciendo a pasos agigantados. Pasarín fue jugador del Valencia. Llegó en los años treinta donde se alineó en la defensa con Melenchón y Torregaray. Con éste formó el dúo conocido como Las Columnas de Hércules. Era jugador propenso a las bronceas, con fuerte complexión física y gran disparo. En una ocasión removió la portería por su tiro al palo. Del Valencia pasó al Nacional de Madrid, equipo de Segunda, que desapareció después de la Guerra Civil. Pasarín ingresó en el Ministerio de Trabajo, pero volvió al futbol como entrenador y sus dos mejores fueron las que dirigió al Valencia.

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