Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Klopp nos adoctrina

Klopp nos adoctrina

Jürgen Klopp nos hace felices, es una Ítaca sentimental, a todos nos gustaría sonreír tan ampliamente como lo hace Jürgen. Frente a la británica solemnidad épica del fútbol como algo más que la vida o la muerte en parecer de Bill Shankly, la responsabilidad jovial alemana de Klopp.

Estos días, como un meme de Mr.Wonderful, prendió un párrafo de Jürgen Klopp con fuste de enseñanza trascendental: «La gente me pregunta por qué siempre estoy sonriendo. Incluso cuando perdemos un partido. Es porque cuando nació mi hijo me di cuenta de que el fútbol no es a vida o muerte. No estamos salvando vidas. El fútbol no es algo para prometer miseria y odio. El fútbol debería servir para inspirar o divertir, sobre todo a los niños».

Además de una clara inclinación estratégica sobre qué tipo de entrenador ser (el buenismo contra el macarrismo), sus comentarios prolongan una nueva fase de valoración sobre los técnicos a partir de sus rasgos faciales: sonríe, no sonríe, tiene cara de agrio, pone rostro enfurruñado. ¡Qué cruz!

Lo de Klopp es hermoso. Un canto a la mejora personal, al bienestar anímico, una apología distendida de las no trincheras, disolvente para el frentismo. Lo de Klopp es, es€ ¿qué me estás contando Klopp?

El fútbol no es cuestión de vida o muerte, el fútbol efectivamente no salva vidas, el fútbol inspira y divierte. Pero qué me dices, Jürgen, del resto. El fútbol -pese al empeño en la lírica- despedaza más que remienda, afianza las frustraciones, acelera la imposibilidad de disfrutar de un logro más allá de un breve instante, antes de pillar el siguiente cabreo, el fútbol -a los hechos me remito- nos hace tan caprichosos que creemos poseer todas las verdades sobre una capa de la realidad de la que apenas poseemos información.

Lo que le iba durar la sonrisa a a Jürgen en nuestros 15 días de septiembre€ Evitar una sonrisa a tiempo previene de muchos disgustos.

Compartir el artículo

stats