Ambos equipos necesitaban la victoria para resarcirse de los últimos resultados. Al final la deseada victoria cayó del lado valencianista.
Intensidad periquita inicial
El Espanyol salió con su clásico 1-5-3-2 desde la llegada de Machín y con una disposición muy valiente adelantando las líneas de presión y dificultando seriamente la salida de balón de los jugadores valencianistas. El Valencia cuando no encuentra el faro de Parejo se encuentra sin luz y sin capacidad para organizar el juego de ataque. Aún así, el Valencia a poco de comenzar el partido tuvo con Cheryshev la oportunidad de adelantarse en el marcador. El Espanyol gozaba de mayor amplitud en el centro del campo y se acercaba al área valencianista pero sin excesivo peligro hasta el penalti de Kondogbia que supuso el 1-0. Así finalizó la primera parte con un Valencia contemplativo y un Espanyol más intenso.
Reacción valencianista
El Valencia, que veía que se le escapaba el partido ante un rival inferior a todas luces, reaccionó en el segundo tiempo y puso cerco a la portería del Espanyol. Empezó a tener el balón y a estar más cerca del área catalana. Ese dominio ante un Espanyol desfondado motivó que un leve e inocente empujón de Víctor Gomez sobre Rodrigo fuera señalado como penalti para lograr el empate.
Manu Vallejo y Rubén Sobrino
Tuvieron de nuevo otra oportunidad ambos jugadores. El Valencia refrescó las bandas con la salida de ambos jugadores por Ferran y Cheryshev. Se mostraron activos y tras su salida el Valencia empezó a tener más llegadas, no excesivas, al área espanyolista.
Remontada para la confianza
La victoria y el superar el marcador adverso debería de ser un punto de inflexión para los próximos compromisos. Vimos a un Valencia que supo reaccionar, a un Parejo y a un Rodrigo que cuando aparecen pueden marcar diferencias, y a un Maxi Gómez que si es surtido de balones tiene la capacidad de materializarlos.
