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Las primeras elecciones casi democráticas

La primera ampliación de Mestalla requirió un crédito hipotecario. El club vendió abonos para 15 años

Las primeras elecciones casi democráticas

En España no había más elecciones que las de segundo orden. La afición a las urnas había quedado relegada y se hablaba de tercios para llenar las Cortes de procuradores. La base fundamental en la que se apoyaba el régimen nacional-católico era familia, sindicato y municipio. El alcalde era designado por el Gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento y para ello había que ser afecto al régimen. Y a ser posible afiliado a Falange. Ni siquiera en el fútbol había elecciones para la presidencia del club. Don Luis Casanova fue designado como todos los presidentes de los clubes de España. Don Julio de Miguel al cabo de 12 años de mandato dimitió. Coincidió con una mala campaña del equipo y tras él, por vez primera, hubo elecciones.

El club que tardó más años en celebrar elecciones fue el Real Madrid. El presidente de la Federación, Rafael Barroso Sánchez-Guerra, que había sido portero del Athletic de Madrid, era hermano del ministro del Ejército, Antonio Barroso, nombró a Santiago Bernabéu en 1943, a consecuencia de una eliminatoria de Copa entre Barcelona y Madrid que acabó en escándalo. A la dimisión del presidente barcelonista Enrique Piñeyro, general y Marqués de la Mesa de Asta, el presidente madridista tuvo que dimitir y allí nació la era Bernabéu. Nunca el Madrid mientras vivió don Santiago tuvo que acudir a las urnas porque en las asambleas se le renovaba el cargo.

En el Valencia, el 6 de junio de 1973, hubo urnas y de ellas salió elegido Francisco Ros Casares. Hubo campaña, gentes que se decantaron por el hombre importante en la industria de los hierros que pretendió fortalecer al club como a su empresa y no logró su objetivo. Derrotó en las elecciones al industrial José Ramos Costa, que posteriormente ocupó el puesto, y al arquitecto Salvador Pascual Gimeno, que era directivo. Ganó Ros Casares con 128 votos por 86 y 84 de Ramos Costa y Pascual respectivamente. En estas elecciones no participaban todos los socios sino los llamados compromisarios. Eran por tanto elecciones condicionadas.

El club que más fervientemente trató de conseguir elecciones fue el Fútbol Club Barcelona. Lo consiguió en 1953. El 22 de diciembre de ese año ocupó la presidencia Francisco Miró-Sans Casacuberta que derrotó en las elecciones a Amado Casajuana. Fueron elecciones medio democráticas porque el derecho al voto estuvo condicionado a determinadas circunstancias, No pudieron votar las mujeres y lo hicieron socios que tuvieran más de 2 años de antigüedad. Miró-Sans era falangista, lo que demuestra que el club no fue siempre abanderado del catalanismo. Su promesa fue construir un nuevo campo que relevara a Las Corts y sus arquitectos visitaron el Bernabéu a tomar nota. El presidente madridista era buen amigo de Miró Sans.

Los directivos de los grandes clubes que vieron el incremento de la afición y el hecho de que consecuentemente las gradas fueran pequeñas aconsejó la construcción de nuevos y grandes recintos. Al tiempo, en el Valencia, el 18 de enero de 1974, se aprobó la adquisición de terrenos en Paterna con el fin de crear el lugar adecuado para los entrenamientos y la gran escuela para la cantera. El objetivo fue la Ciudad Deportiva. La ampliación de Mestalla no quedó en saco roto.

Mestalla vivió varias ampliaciones para ponerse a tono con los otros grandes recintos futbolísticos. Tuvo su primera ampliación en los años 50. Salvador Pascual fue de nuevo el director de las obras y la construcción corrió a cargo de José Tormo Valero. Aquellas obras precisaron de crédito hipotecario y el club vendió abonos para 15 años. La obra se efectuó en el graderío sur y 30 gradas más en el graderío norte al tiempo que se amplió y mejoró la Tribuna. El club tuvo que adquirir terrenos en las zonas en las que agrandó. La primera gran operación alcanzó a los 45.000 espectadores. Los presupuestos para ello llegaron a los 47 millones de pesetas. En la misma década, además de sufrir la inundación de la riada de 1957, el recinto mejoró sustancialmente con la iluminación avance que, con posterioridad, sirvió para que los partidos pudieran ser televisados.

Los deseos de los dirigentes valencianistas estuvieron dedicados durante un tiempo a la mejora de los graderíos con el fin de llegar a los 75.000 espectadores. Bajo la presidencia de Francisco Roig impulsó del deseo de que el campo que se había llamado durante años Luis Casanova recuperara su nombre, pero Paco no se detenía en detalles y decidió que el nuevo nombre fuera «Mestalla Camp del Valencia». Para este cambió medió el propio expresidente que renunció a que Mestalla llevara su nombre. Durante un tiempo prediqué inútilmente el deseo de que Mestalla pasara denominarse Antonio Puchades y la propuesta no tuvo éxito. En lo que no ha caído nunca nadie ha sido en denominar Mestalla como Campo Olímpico a pesar de haber sido una de las sedes de Barcelona-92. Allí jugó la fase preliminar la selección española que después en el Camp Nou, en noche en que las gradas se llenaron de miles de banderas nacionales, ganó el Oro olímpico.

Los datos que se manejaron constantemente en las obras de reforma siempre estuvieron alrededor de los 75.000 asientos. Paco Roig fue el impulsor de las obras de finales del pasado siglo y comienzos del presente. Fueron aumentadas las gradas norte, sur y central para que la capacidad alcanzara los 52.500 espectadores. Estas obras fueron posteriormente declaradas ilegales por el Tribunal Supremo. El derribo se contuvo pero en el fondo sur existe la imagen de un parte del graderío cercano a la Tribuna en la que nunca hay espectadores y se disimula para no tener que llegar a la demolición.

La gran obra de Mestalla fue la elevación de una segunda grada sobre la tribuna principal que los viejos aficionados bautizaron como la «Tribuna Puchades». Era a imagen y semejanza de lo que hicieron en Bilbao donde a la ampliación de del viejo San Mamés bautizaron como la «Tribuna Garay». En ambos casos se entendió que ambos jugadores proporcionaron a sus respectivos clubes los dineros precisos para este tipo de obras. Antes de que se planeara el Nou Mestalla la directiva, con Arturo Tuzón de presidente, estudió la posibilidad de ampliar Mestalla con el proyecto de un directivo y arquitecto. Consistía en ir remodelando los espacios gradualmente como se ha hecho en otros casos y además de mejorar las instalaciones la operación era económicamente factible y no como ha sucedido con la del estadio nunca acabado que ha costado la ruina del club y consecuentemente la venta del mismo a un especulador singapurés.

Superados los tragos de las derrotas en las finales coperas se pretendió reverdecer laureles y con Ros Casares se fichó dos grandes jugadores Saif Keita y Kurt Jara. El equipo arrancó con fuerza y hasta llegó a encabezar la tabla. El equipo perdió fuelle y terminó la temporada en el décimo lugar. La crisis era evidente y se profundizó en la Copa. En la segunda ronda el Valencia fue eliminado por Las Palmas y, si con anterioridad había habido críticas hacia Di Stefano, la directiva no soportó las presiones que hacia al entrenador culpable de lo sucedido, lo destituyó.

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