La plantilla del Valencia organizó una cena de equipo en la noche del martes con el objetivo de hacer piña y conjurarse para los dos transcendentales partidos que tiene por delante contra el Atlético de Madrid en Laliga y la Atalanta en los octavos de final de la Champions. Los jugadores son conscientes de que en los momentos difíciles, como el que atraviesan ahora, hay que estar más juntos que nunca. Por eso, decidieron por voluntad propia reunirse en un ambiente distendido lejos del fútbol para hacer grupo y reforzar la idea de «familia». La solución más que nunca es juntarse.

La cena se celebró en un restaurante italiano de la calle Conde Altea de València y contó con la presencia exclusivamente de jugadores. A diferencia de la de Navidad en diciembre. Tampoco el ambiente fue el mismo. Entonces el equipo venía con la moral por las nubes después de ganar al Ajax de Ámsterdam y conseguir el liderato del grupo con una victoria de prestigio. La situación ahora es bien distinta. En aquella ocasión asistió el cuerpo técnico, médicos, fisios y utilleros. Esta vez no. El único que faltó a la cita fue el lesionado Ezequiel Garay. Hasta Rodrigo Moreno acudió a su llegada de la clínica del Doctor Ramón Cugat en Barcelona. La sensación en el grupo es que este equipo sabe sobreponerse a las adversidades como ha demostrado en los últimos tiempos y que ha llegado el momento de volver a levantarse desde la unidad dentro y fuera del campo. Las sensaciones no fueron buenas en Getafe, tampoco en Mallorca ni en la Supercopa contra el Madrid, la eliminación de la Copa dolió mucho, pero el vestuario continúa creyendo en su capacidad de reacción. Una idea sale reforzada de la cena: el equipo sabe que es capaz de ganar a cualquiera si recupera las señas de identidad perdidas y que todavía hay tiempo para todo. Rodrigo ya recordó en el Coliseum que la temporada pasada llegaron a estar trece puntos por debajo de la cuarta plaza. «El año pasado parecía imposible y en ningún momento este equipo va a bajar los brazos. Hay que mirarse cada uno, lo que no hemos hecho bien y mal, creo que seremos capaces de dar la vuelta como ya hemos hecho veces anteriores. Sabemos lo que somos, sabemos el esfuerzo que estamos haciendo ante todas las situaciones adversas que hemos tenido, tenemos una gran oportunidad el viernes para darle la vuelta y la Champions es una ilusión para todos». El equipo necesita un buen resultado contra el Atlético para llegar más fuerte mentalmente a San Siro.

«Sabemos lo que somos». Es la frase que más suena en el vestuario. Los jugadores se repiten a sí mismos que son los mismos que ganaron al Ajax en el Johan Cruyff Arena, que tumbaron al Chelsea en Stamford Bridge o que levantaron la Copa en el Villamarín. La plantilla cree, no ha perdido la confianza en sí misma, pero asume que solo alcanzarán los objetivos si se comportan como un equipo dentro del campo... y fuera. Es el único camino para recuperar su versión más competitiva y esa fiabilidad que hizo grande a este equipo y que ahora mismo ha perdido. Hay que juntarse.

José Luis Gayà ya apuntó en esa dirección a la finalización del partido de Son Moix. «Desde mañana hay que juntarnos más y ser más solidos en defensa, porque si no va a ser difícil conseguir los objetivos». Unidos será mucho más fácil.