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Un partido de carnaval

Un Valencia sin reacción no se recupera del varapalo europeo y hace más grande su herida

Un partido de carnaval

Partido por todo lo alto de la tabla, buscando las posiciones Champions y también intentar mejorar la imagen de los últimos partidos y cerrar heridas tras la debacle de San Siro. Al final no se disiparon las dudas y el partido acabó con un severo correctivo para el equipo de Celades, en base a estas situaciones.

Sensaciones opuestas

El Valencia ofreció una doble imagen en Anoeta. Inició el partido con cierta soltura y tranquilidad. Cuando el balon está de medio campo hacia delante, la sensacion es que el gol puede llegar en cualquier jugada. Pero se queda ahí. Porque salvo un tiro de Ferran que rechazó un defensor y un cabezazo de Wass en la segunda parte, la defensa donostiarra apenas sufrió. Por contra, la sensación cuando es atacado es de peligro inminente. El equipo en defensa es un flan e incluso pudo encajar muchos más goles.

Puntilla antes del descanso

A este Valencia tan débil anímicamente, el gol de Merino tras un error clamoroso del sistema defensivo valencianista le dejó práctimante noqueado. Jaume tuvo que sacar un par de balones a Isak y cuando parecía que podía irse al descanso con una desventaja mínima, llegó la puntilla con otro error que supuso el 2-0, marcado por Monreal. Y para echar al traste cualquier atisbo de reacción, nada más empezar la reanudación, Januzaj recibió sin marca ni presión y lanzó un zapatazo que supuso el 3-0 y prácticamente cerraba cualquier esperanza valencianista de sacar algo positivo.

Un Valencia sin alma

Podríamos pensar que el cansancio acumulado y el duro varapalo de San Siro pueden ser atenuantes de la derrota. Podemos decir que hay eximentes por las bajas de jugadores importantes (Maxi, Rodrigo, Garay, Paulista y Coquelin). Podríamos poner muchas excusas, pero la realidad es que un equipo como el Valencia no debería dar la imagen de ayer. El equipo fue todo un poema, superado continuamente por la intensidad de la Real Sociedad. Y gracias a que los locales no quisieron hacer sangre en los últimos compases del encuentro a un Valencia desangelado. Tengo la impresión de que el equipo quiere hacer las cosas bien, pero lo preocupante es que no pueden. El equipo lo intenta, pero no consigue rehacerse ni ser contundente ni en ataque ni en defensa.

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