Los movimientos del grupo de empresarios valencianos dispuestos a pujar por el 86% de las acciones del Valencia CF en poder de Peter Lim se remontan a hace meses, pero siguen de momento en una fase germinal. Los promotores de la oferta buscan todavía una vía de financiación a través de capital americano para poder presentar una oferta al magnate singapurés, que hasta el momento ha rechazado todas las invitaciones a negociar, como sucedió con la reciente aproximación del expresidente Manuel Llorente. Los empresarios creen que podrían hacer cambiar la opinión de Lim si reúnen 244 millones, con los que se sufragaría toda la inversión realizada por el máximo accionista desde 2014. Tanto la compra inicial de acciones, por valor de 90 millones, como los 100 millones capitalizados para aumentar su capital social, así como los 54,5 millones en otros préstamos que vencen en septiembre con la garantía de ocho futbolistas.

Tal como informó ayer Las Provincias, la vía para acceder a la financiación se habría buscado a través de gestora de inversiones Net de Gerrers, encabezada por Eduard Navarro. Fuentes directas del fondo, que combina capitales locales con extranjeros, reconocieron ayer a este periódico que la propuesta de los empresarios está en estudio, que no se ha descartado, pero «ni ha habido contactos, ni oferta, ni comunicación con Lim». Del mismo modo, desde Net de Gerrers se quería desmentir de modo categórico que se haya planteado «ningún tipo de organigrama» futuro en la entidad valencianista, en el caso de la oferta prosperase, en alusión a la posibilidad de que dos de sus consejeros, como el abogado José María Mas Millet y el editor Enrique Lucas, formas en parte como secretario del consejo y presidente, respectivamente. En un comunicado, Lucas manifestó que «en absoluto» está relacionado «con una posible operación para comprar un paquete accionarial del Valencia».

Identidad y cantera con Macià

El proyecto de los promotores también ha avanzado en el plano del proyecto deportivo, de cuyos pasos ha sido conocedor este periódico, en espera de que se concretase la oferta de compra. El club contaría con un director general con poderes ejecutivos, figura para la que se pensó en Mateu Alemany antes de que se vinculase a la candidatura de Joan Laporta. El arquitecto de la planificación deportiva sería Eduardo Macià, formado en el Valencia y con una larga experiencia entre el Liverpool, Olympiakos, Fiorentina, Betis o su actual club, el Girondins. Sobre Macià, con un vasto conocimiento del mercado de promesas, pesaría el encargo de confeccionar un equipo austero, inspirado en las raíces de identidad y cantera. No se buscaría a un cuerpo técnico que apostase únicamente por recuperación deportiva rápida a corto plazo, sino también la instauración de un modelo sostenible apoyado en la Academia. Ya se habría realizado un primer informe de entrenadores que se ajustasen a ese perfil, pero sin entrar en ninguna negociación, ya que los recursos finales dependerían de la auditoría que realizasen los nuevos propietarios si cristalizase la compraventa del club.

Cabe recordar, que en los siete años de gestión de Lim, el Valencia se ha visto asfixiado con pérdidas acumuladas de 103 millones desde su entrada en la entidad, a pesar de los picos de las tres participaciones en Liga de Campeones o la conquista de la Copa del Rey. El panorama financiero a corto plazo es preocupante ante la caducidad inminente de la ATE, que compromete los 39.855 metros de edificabilidad terciaria hotelera y comercial junto al nuevo estadio y 55.700 metros cuadrados de residencial y 41.500 de centro comercial en los terrenos del actual Mestalla. Además, el Valencia debe afrontar pagos por valor de 127 millones de euros antes de que acabe septiembre.

Con todos los puentes deportivos, sociales e institucionales derribados, Peter Lim afronta un momento crucial de su etapa en el club de Mestalla, en caída libre desde septiembre de 2019. Caracterizado por la inacción en contingencias como la del nuevo estadio, en el último año la tendencia desinversora ha alcanzado al abandono del primer equipo, frenando la constante actividad en compraventa de fichajes. Una señal implícita del desencanto con el Valencia que ha activado el interés de potenciales compradores, como la vía valenciana o la del Príncipe de Johor, pregonada con histrionismo desde la redes sociales, pero con conexión personal directa con el propio Lim.