M. Vázquez, Valencia

"Muy feliz y muy nerviosa". Ése era el estado en el que ayer se encontraba la cantante Karina poco antes de empezar a desfilar en la Ofrenda. Maribel Llaudes, como se llama la artista realmente, aguardaba el turno de su comisión -plaza Rojas Clemente- junto a su hija menor y se mostraba "encantada" de poder cumplir uno de sus deseos más anhelados. "Mi padre era valenciano -explica- y siempre he querido hacer esto como homenaje a él y para darle gracias a la Virgen por lo que me ha dado en esta vida".

No obstante, también tenía pensado hacerle una petición a la Mare de Déu: "Salud, mucha salud. Para mi madre, que ya es muy mayor, para mí y, por supuesto, para mis hijas", revela mientras posa para los espontáneos que le piden una foto. "¡Guapa!", le gritan las mujeres que la reconocen. Una incluso va más allá: "Karina, que sepas que a mi marido lo tenías loco", le dice y ella sonríe.

Sabe perfectamente que la Ofrenda es un auténtico destroza pies, pero aún así promete aguantar en los zapatos y el vestido que una pareja de indumentaristas ha creado expresamente para ella. Tras el desfile, tendrá que devolverlo. "Supongo que lo querrán para una exposición. Todo el mundo ha sido muy amable", asegura mientras acomete sus primeros pasos en la Ofrenda.

Karina expresó sus deseos de ver a la Virgen en Fallas en una entrevista radiofónica. "Cuando el locutor me preguntó qué deseo me faltaba por cumplir, le contesté que desfilar en la Mare de Déu", cuenta. Vicen Martí, la fallera mayor de plaza de Rojas Clemente estaba escuchando el programa. "Llamé al presidente y le dije que por qué no la invitábamos", recuerda. Apenas unos minutos más tarde, se ponía en contacto con el programa "a través de un mensaje de móvil y hasta aquí", dice la joven mientras coge de la mano a la cantante y ambas enfilan la calle San Vicente.