El próximo viernes la histórica discoteca Woody de Valencia iniciará una nueva etapa como sala de conciertos. Sin abandonar su actual condición de café-teatro, la sala revitaliza su actividad y se acerca de nuevo a lo que fue en los años ochenta y noventa, un local de referencia que llegó a dar nombre a toda una zona de ocio.

Al frente de la idea está Playproducciones, especializada en este tipo de eventos. Su representante, José Gimeno, aseguró que la sala tendrá cabida para setecientas personas y programará conciertos todos los viernes. También algunos días entre semana.

En su opinión, Valencia tiene un importante vacío en lo que a salas medias se refiere y cree que hay muchos grupos como Sidonie, Lori Meyer o Vetusta Morla que pueden tener esa respuesta en la ciudad. Es más, adelanta que la "sala será aprovechada en todas sus vertientes", por lo que no descartan acoger también monólogos o pequeñas obras de teatro. El escenario con escalera y la particular configuración del espacio permiten todo tipo de eventos, dijo. "Aquí el artista siente el calor del público".

Pasado y presente

Estos días, los propietarios de la sala le dan los últimos retoques para su debut, aunque en realidad sólo ha sido necesario introducir mejoras en el sonido y en la iluminación para adaptarlo a su nueva función. No hay que olvidar que en esta sala ya se celebraban conciertos hace años y que siempre ha conservado esta vocación, explicó Gimeno, quien asegura que "el proyecto no asusta". De hecho, cree que "la música en directo ha subido un escalón" y "hay grupos de mucha calidad, nacionales e internacionales, que pueden llenar sin problemas". El del viernes, Spirits in the Night, es un ejemplo.

En cuanto a la revitalización de la zona, el portavoz de Playproducciones asegura que el entorno de la discoteca no está muerto pese a la declaración de Zona Acústicamente Saturada (ZAS). "Esto ya no es lo de antes, pero sigue siendo un lugar al que viene mucha gente joven a tomar las primeras cervezas y decidir dónde va después", comenta.

Así pues, no piensa en una recuperación de la zona como tal, "aunque es verdad que nos hace gracia -dice- que esto se haga en Woody, que es una discoteca que toda la gente de Valencia ha pisado alguna vez". Además, recuerda, "es la única de su época que sigue viva. Es parte de la historia de Valencia".

También dio la bienvenida a la idea Juanjo Carbonell, presidente de la Asociación de Salas de Fiesta de Valencia. "Es bueno que surja una nueva sala de conciertos porque en Valencia hay una carencia", dijo Carbonell, quien piensa que "una iniciativa empresarial siempre es positiva".

Recuerda, así mismo, que se trata de "una sala emblemática" y que no entra en contradicción con la ZAS. Con una programación que empieza a las diez de la noche y termina como mucho a las doce y media no hay problema de horarios. Además, Carbonell recuerda que la discoteca nunca fue un problema para el barrio. "El problema eran los cubalitros, los chupitos y esas cosas, pero no la discoteca. Woody ha pagado los platos rotos de los demás", sentenció.

Se da la circunstancia añadida de que, "el público de conciertos es distinto al de discoteca y no debe haber problemas. Sólo espero que se haga una buena gestión y funcione bien", deseó.