La plaga del pulgón del arroz se ha reducido pero, en contraposición, los mosquitos han tomado los arroceros de l'Albufera y los municipios colindantes. Y es que las restricciones fitosanitarias impuestas por la nueva legislación europea han tenido como consecuencia directa la proliferación de plagas de insectos en los campos de arroz.

La Unión Europea impide a los arroceros utilizar varios pesticidas por su toxicidad e impacto medioambiental, y ello ha supuesto la expansión de las plagas de insectos, con las molestias que eso conlleva para los vecinos de los municipios colindantes con l'Albufera. El problema no es nuevo, ni mucho menos. Por ello, una representación del comité ejecutivo de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja)-con el presidente de la entidad, Cristobal Aguado, al frente- ha entregado al Comité de Peticiones un informe al respecto para que se debata en el parlamento europeo, con el fin de solucionar un problema que "podría llegar a ser endémico".

Y es que la lucha contra el pulgón del arroz -la aplicación de la directiva europea 91/414- ha supuesto que solo quede una materia activa contra esta plaga: el Etofenprox. Un producto extremadamente caro que la UE estudia si mantener o no en el listado de fitosanitarios autorizados. Cierto es que la plaga del pulgón se ha reducido.

Otro de los productos prohibidos por la UE es el Malathión, un insecticida que se utilizaba para luchar contra el "cucat" y que también era muy eficaz para controlar los mosquitos mediante fumigaciones aéreas controladas a dosis bajas sobre el cañizal. Y por si fuera poco, la regulación europea en materia medioambiental también prohibió el año pasado quemar la paja del arroz después de la siega lo que supone "que los restos se pudran en toneladas con la consecuente contaminación de las aguas y la muerte de peces, además de la sobrepoblación de mosquitos y mosca negra".

Hace un año y medio, la asociación agraria aseguraba que el humedal valenciano se había convertido "en un criadero masivo de insectos que ha provocado más daños de los habituales en el arroz", además de "graves molestias a los ciudadanos que han sufrido dolorosas picaduras y han llegado a saturar los centros sanitarios de la zona".

Ahora la situación se repite. Esta semana, los vecinos de la pedanía de Castellar l'Oliveral daban la voz de alarma ante una plaga que les está haciendo "la vida imposible".

Según AVA, la solución puntual a la plaga pasa por el Ayuntamiento de Valencia, que se ve obligado a fumigar la zona -con coste a las arcas municipales- para eliminar la sobrepoblación de mosquitos. Antes de que la UE regulara los fitosanitarios eran los arroceros los que sufragaban el control de las plagas.

La incidencia de picaduras aumenta un 40% en Pinedo

La alcaldesa pedánea de Pinedo, María Amparo Navarro,envió un escrito al ayuntamiento en marzo de este año en el que aseguraba que durante diez meses (de febrero a noviembre de 2009) se registró en esta localidad -y en otras colindantes- una "preocupante situación por un masivo e inusitado ataque de mosquitos que se saldó con graves perjuicios para los ciudadanos de toda la zona". Navarro asegura que la "virulencia e intensidad de la plaga de mosquitos alcanzó tales proporciones que algunos días los centros de salud se vieron al borde del colapso ante el gran número de personas que acudían a urgencias". Por otra parte, desde el centro de salud de Pinedo remitieron un escrito a la Conselleria de Sanidad en el que se afirma que en este mismo periodo de tiempo "la incidencia de picaduras de mosquitos se ha visto incrementada de manera significativa, afectando aproximadamente al 40% de la población de Pinedo".