Vicente Gimeno ha sido presidente del Mercado Central durante 12 años y vicepresidente durante ocho. Conocedor de la institución, dice que se va para dejar paso pero recuerda sus logros, como la modernización de la gestión. Una espinita, la renovación de la pescadería. Una carga, el acabado de la rehabilitación.

Tras doce años de presidir el Mercado Central decide no presentarse. ¿Cuál ha sido el motivo para renunciar?

Creo que ya he estado un tiempo prudente, doce años son muchos. Ten en cuenta que a parte de ser presidente tengo mi propia parada en el mercado. Yo siempre he estado para trabajar y porque me gusta.

¿Tiene un experiencia positiva de su gestión?

Ha sido una época muy bonita, con muchos amigos y conocidos. Me siento bien tras 12 años. No ha sido fácil, porque aquí cada uno es dueño de una parada y no siempre se puede decir que sí a todo. He conocido a muchos políticos de todos los bandos.

¿Cuál ha sido su mejor momento como presidente?

Han habido muchos, por ejemplo las entregas de los premios de la Cotorra del Mercado, aunque dejamos de hacerlo porque los vendedores no lo aprecian. Pienso que si los vendedores no quieren, no se deben hacer. Eso sí, los galardones nos daban mucha repercusión en la sociedad. Pero sin duda, el día más feliz fue la celebración aquí de la fiesta de Prada, con motivo de la America's Cup. Todo lleno de estrellas de cine y con el mercado engalanado. Fue una noche de ensueño.

¿Y el peor momento?

Cuando murió el gerente que tenía, José Goñi. Lo recuerdo mucho y lo echo de menos. Una persona muy leal que me dio muchos consejos.

El mercado ha cambiado mucho en sus años de presidencia. Una remodelación que le ha modificado su imagen.

Ha cambiado mucho, está totalmente informatizado. Hay defectos de la remodelación pero es envidiado por los demás mercados de toda España. Somos un mercado autogestionado que no necesitamos ayuda de nadie. Le pedimos ayuda al ayuntamiento pero por esos flecos no nos la dan. Y menos mal que no podemos querellarnos contra nadie porque no somos parte interesada porque de lo contrario, hubiéramos denunciado a la empresa, al Ayuntamiento de Valencia y al Ministerio de Vivienda por los defectos de la remodelación.

¿Qué clase de defectos?

El aire acondicionado no funciona ni funcionará nunca y se gastaron tres millones de euros. Una compactadora de basuras que está para tirar, y un techo lleno de goteras. Se han gastado 14 millones de euros para que tengamos entradas de aguas. No hay derecho, en muchos casos se ha tirado el dinero.

¿Y no lo arreglan?

No es cuestión de arreglarlo, si el aire acondicionado ni refresca ni calienta. No es apto para estas instalaciones.

¿Qué futuro le ve al mercado?

El Mercado tiene un gran futuro. Pienso que cuando esté acabado el metro y las 800 plazas de parking dará un salto de calidad y visitantes. La prueba la tienes en que en Navidad no puedes andar por el mercado. La gente cuando quiere hacer algo especial se sacrifica por venir aquí. Y lo que debemos hacer es facilitar las cosas y darle servicios. A la gente le gusta venir al mercado y verlo, como el que va a visitar el Micalet.

¿Y cómo os han afectado las obras de la estación de metro y el parking?

Ten en cuenta que antes tuvimos la rehabilitación del mercado. Han sido unos años duros, y sin salir los vendedores del establecimiento.

¿Y esto no hizo que menguaran los clientes?

Lo hemos notado mucho porque hemos dejado de vender un poco, pero es preciso para que vengan los buenos años.

¿Y que espinita se le ha quedado clavada?

La pescadería. Y mira que me he movido buscando subvenciones, pero no ha habido manera. Hay que rehacerla, porque no se rehabilitó. Está deshecha y hacerla nueva costaría cuatro millones de euros, lo que pasa que el ayuntamiento no los tiene. Pienso que si el Gobierno y el consistorio fueran del mismo color estaría todo solucionado.

Una conclusión.

Tengo la conciencia tranquila y estoy satisfecho. Y seguro que me he equivocado, pero todo lo he hecho por el bien del mercado. Aquí se hacen todos los años dos auditorías, por lo que las cuentas están más que claras. Siempre se lo dije a mi Junta: el día que no pueda pasear por el mercado con la cara bien alta me iré. Que no es el caso, porque me marcho porque ya no me presento y dejo paso.