El pulso que mantienen el Ayuntamiento de Valencia y los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que puede acabar en 209 despidos está elevando la tensión en las calles de la ciudad, aunque no todavía como las maratonianas huelgas de los años 80. En aquella época el panorama del transporte urbano de Valencia cambió radicalmente al pasar de estar gestionado por una sociedad anónima laboral a una empresa municipal, actualmente vigente.

Los trabajadores pertenecían a la histórica Saltuv desde 1964 tras otorgarles el dictador Franco la concesión del transporte urbano en Valencia. Pese a que el ayuntamiento cubría el déficit a final de año, la empresa administrada por los trabajadores había acumulado un déficit de 3.500 millones de pesetas que acabó con el impago de nómina varios meses. «La situación actual es diferente a la de aquella época, ahora no hay sueldos sin abonar y tampoco una perspectiva de municipalización», explica el presidente del actual comité de empresa, Vicente Moreno, inmerso ahora en el proceso de negociación del ERE.

Pero fue a los pocos meses de la municipalización, entre enero y julio de 1986, cuando se vivieron los momentos más tensos de reivindicación de los trabajadores de Saltuv, en ese momento ya dentro de la EMT. «Había que negociar un primer convenio y aquello se convirtió en una verdadera prueba de fuerza entre los trabajadores y la empresa municipal», explica José Cabrera, exvicepresidente de la EMT y urdidor de la municipalización. Fueron días duros, de protestas callejeras y de una huelga de cuatro días que finalizó con la firma del convenio a altas horas de la madrugada. «Los trabajadores sacaron un ataúd con mi nombre por la calle de la Paz», explica Cabrera. Esos día hubo intervenciones de los antidisturbios que se saldaron en cargas en los depósitos de autocares, donde los piquetes informativos impedían su salida.

Uno de los sindicalistas de CC OO, el conocido Ximo Navarro, tuvo que ser atendido tras las cargas policiales. «Vino a negociar el convenio escayolado y renqueando», explica el exvicepresidente de la EMT y exconcejal de Transportes socialista. «Cuando firmamos el acuerdo ya andaba bien», bromea Cabrera, que se muestra orgulloso de haber gestado la municipalización del servicio de transporte.

En esas fechas los trabajadores de Saltuv, propietaria de la concesión ahora convertida a la fundación Fultuv, empezaron a integrarse en la EMT y se vivieron años de mayor tranquilidad.

A mediados de los años 70 los conflictos no fueron menores, aunque la connotación era diferente ya que, tanto directivos de Saltuv como comité de empresa eran trabajadores. Una huelga muy dura y convocada por sorpresa fue la del 11 de junio de 1976. Los empleados denunciaban que los sueldos no habían subido lo suficiente y reclamaban unas mejores condiciones.

Pulso a los gestores

El en aquella época gerente de Saltuv, Macario Bolado, arremetía contra los huelguistas porque sus demandas obligaban a la empresa a casi duplicar el coste de los billetes. La paralización de los autobuses se hizo el mismo día que visitaba Valencia el ministro Rodolfo Martín Villa. Un verdadero pulso a los gestores.

Otros de los éxitos sindicales de los afamados trabajadores de Saltuv fueron las que hicieron coincidir con diferentes huelgas sectoriales. El 29 de mayo de 1981 ayudaron a paralizar la provincia porque reivindicaban más salario.