A pesar de que las negociaciones entre la Empresa Municipal de Transporte (EMT) y los ayuntamientos de algunos de los municipios a los que presta servicio continuarán en septiembre, los sindicatos afirmaron ayer que la empresa ya tiene claro qué hará con las líneas de fuera de la capital que son "deficitarias". De esta forma, el comité de empresa explicó que existen dos fechas clave: el 3 y el 17 de septiembre. Para que los planes previstos por la EMT no se cumplan, los ayuntamientos deben pactar ya la cuantía que pagarán para seguir con el servicio. El tiempo, pues, apremia.

De entrada, el 3 de septiembre la línea 29 dejará de entrar en Mislata; y para continuar, el día 17 varios autobuses sufrirán modificaciones en su itinerario debido a la supresión de la línea 36 (que llega a Vinalesa) y de la 31, que cubre el servicio a Alboraia, concretamente a la Patacona. Eso sí, suprimir el autobús que llega a Vinalesa implica dejar sin transporte público a los propios vecinos de Valencia que residen en la pedanía de Casas de Bárcenas. Por ello, la EMT incluirá un autobús más en la línea 16 de Tavernes Blanques que llegará hasta la pedanía.

Los trabajadores de la EMT conocen al dedillo los nuevos cambios de la empresa pero, al parecer, los alcaldes de los municipios afectados -a excepción del de Vinalesa- no tienen ni idea ya que confían en las "negociaciones previstas para septiembre".

Vinalesa, por su parte, pagará 35.000 euros para tener un servicio de autobús, pero no se lo abonará a la EMT, empresa que le pedía 110.000 euros. A partir de septiembre será la Agencia Valenciana de Movilidad la que se hará cargo del servicio. De esta forma, los autobuses rojos darán paso a los amarillos, previo pago por parte del ayuntamiento y con la indignación de su alcalde, Julio Martínez. "No podíamos dejar a los vecinos sin transporte, pero en esta negociación ha quedado claro que, quien manda es la EMT ya que la AVM traga, y punto. Propusimos alternativas de itinerarios y frecuencias horarias y cuatro meses después seguimos esperando respuesta de la EMT. Los vecinos pagarán el doble por el billete sencillo pero ha quedado claro que los desfases de los autobuses rojos lo vamos a pagar nosotros", criticó Martínez.

Conversaciones pendientes

Sin embargo, ni en Alboraia ni en Mislata han recibido notificación alguna de la EMT sobre los planes previstos. En ambos pueblos llegar a la capital implica cruzar una calle. El alcalde de Alboraia, Miguel Chavarria, espera negociar en la primera quincena de septiembre un precio muy inferior a los 179.000 euros que pide la EMT ya que "sólo se trata de dos paradas".

El alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, lo tiene claro: "Imposible pagar los 480.000 euros que la EMT nos pide por mantener las líneas 29 y 7. Ahora bien, Valencia y Mislata comparten muchas cosas y si empezamos a cobrar servicios, y no a cederlos, no sólo nosotros saldremos perdiendo".