«Pleno frustrado». Esa fue la calificación que le dio el portavoz de Esquerra Unida, Amadeu Sanchis, y esa fue la sensación que quedó ayer al final del debate sobre el estado de la ciudad. Frustrado primero por el formato, que no da tiempo a lanzar propuestas y coloca la intervención del Gobierno en último lugar, como replicante; frustrado porque la principal dirigente de la ciudad, Rita Barberá, no participa; y frustrado porque no hubo ningún compromiso con la ciudadanía.

Como era de esperar, todas las intervenciones de la oposición comenzaron con un reproche a la no participación de Barberá, que se pasó la escasa hora y cuarto de debate leyendo la prensa y que se ausentó incluso físicamente durante las primeras intervenciones de Joan Ribo y Joan Calabuig.

«Este pleno se hace en todas las ciudades, también con alcaldes del PP ¿Por qué no se hace aquí señora alcaldesa?, le preguntó el portavoz de Compromís, quien la retó a «bajar del trono» y tener «el valor de debatir». Tal reto fue secundado por el portavoz socialista, que para su desahogo y ante la indiferencia de Barberá, espetó que «Valencia es mucho más que el actual Gobierno municipal y que quien está al frente».

Amadeu Sanchis, por su parte, calificó el de ayer como «pleno trampa», porque «el tiempo es muy justo» 10 minutos de exposición y 5 de réplica y las propuestas de los grupos tuvieron que ser presentadas por escrito.

En el diagnóstico, eso sí, la oposición enumeró problemas como los 100.000 parados, la pobreza que afecta a «una de cada cuatro familias», la deuda de mil millones de euros, la falta de políticas de vivienda, la ausencia de transparencia o los problemas de limpieza, un asunto muy destacado por todos y hecho visible por Joan Ribó al mostrar la foto de un contenedor desbordado. «En un mes se han quedado sin subsede olímpica y sin Fórmula 1. Parece que se ha acabado la ciudad de los eventos y que Rita Barberá se ha quedado sin modelo de ciudad», remató el líder de Compromís, que denunció, como el resto de grupos, el seguidismo «mudo y dócil» de la alcaldesa respecto a la «marginación» del Gobierno de Rajoy. El IVA de las Fallas fue el ejemplo recurrente en este sentido.

En su turno de intervención, aunque con tintes de réplica por ser la última, el portavoz del PP, Alfonso Grau, hizo un discurso triunfalista en el que puso por delante los logros de 22 años de Gobierno del PP, un gobierno que ha «transformado la ciudad», que ha construido mil equipamientos nuevos, que «ha recuperado el patrimonio como en ninguna otra» (400 millones) y que vela también por su «patrimonio verde».

Defendió abiertamente una «economía rigurosa y transparente» que ha permitido «dar respuesta a los ciudadanos sin subir los impuestos». Y aludió, por último, a los 3 millones dedicados al plan de empleo, Valenbisi, la cesión de la marina real y la proyección de Valencia a nivel internacional. «Tenemos un proyecto definido, austero y riguroso», dijo Grau, que preguntó a la oposición para qué querían el pleno si iban a dar sus propuestas por escrito, con «oscurantismo». «Aquí se viene a hablar de modelo de ciudad, pero ustedes no lo tienen. Su única ambición es la del poder», remarcó Grau en referencia a un posible «tripartito» tras las elecciones.