Llegaron hace dos meses a un solar ubicado en la calle Pepita y decidieron montar allí su campamento. Aunque el terreno está rodeado por un grueso muro y fincas colindantes, aprovecharon que, una vez más, habían robado la puerta metálica y se colaron dentro. Al fondo del solar han colocado unos colchones que cubren con telas y un sinfín de artículos de lo más variado. Desde carritos de bebés y muñecas hasta maletas, ropa y enseres varios.

Se trata de un asentamiento de chabolas que ha generado las críticas de los vecinos que viven en las fincas colindantes ya que por una parte «las condiciones en las que viven son infrahumanas» y por la otra «las molestias son evidentes. Desde el olor a excrementos y orines que no se puede soportar hasta el fuego que encienden por la noche para calentarse». Los residentes de la calle Pepita y adyacentes afirman, además, que se trata de familias enteras. «Hay hombres, mujeres y niños. Hay hasta bebés», afirman. Eso sí, solo ocupan el solar de noche. «En cuanto amanece se van. Dejan sus cosas y desaparecen. Vuelven por la noche, en cuanto oscurece y comienza el espectáculo. Hay noches que tienen unas broncas increíbles y otras en las que tememos cualquier percance serio porque hacen fuego en un solar que hasta hoy „por ayer„ estaba lleno de hierbas y maleza».

Y es que operarios del ayuntamiento realizaron ayer tareas de poda y limpieza en la parcela. Eso sí, sin tocar parte alguna del campamento de chabolas. «Han podado parte de la higuera, que era inmensa, y se han llevado un camión entero de maleza. Pero aún queda mucho que limpiar. Es increíble las condiciones en las que viven. La Policía ha venido y los ha identificado, pero nos dicen que no pueden hacer nada», afirman los vecinos.