Superada la «crisis de las competencias», el Govern de la Nau organizó ayer un cónclave en la Casa Forestal del Saler con el objetivo de cerrar las pequeñas heridas abiertas en el seno del tripartito y reforzar los lazos que hace casi año y medio unieron a Compromís, PSPV y València en Comú para darle un giro social y progresista a Valencia. Las diferentes sensibilidades del ejecutivo municipal parece que vuelven a funcionar con complicidad tras la «convivencia» de ayer. Sin embargo, los 17 concejales del equipo de gobierno tenían sobre la mesa una tarea aún más importante, la de encarrilar los presupuestos municipales de 2017. Para evitar las fricciones del año pasado, lo mejor era una cumbre previa en la que cada socio expresara sus prioridades, pero como explicó el alcalde Joan Ribó todas estas preferencias estaban condicionadas por dos cuestiones cruciales: en 2017 habrá que amortizar 20 millones de deuda y el consistorio deberá hacer frente a los gastos que supone el aumento de la plantilla, que por primera vez en años vuelve a crecer.

Ribó dio las claves de la jornada antes de sentarse a debatir con sus compañeros de gobierno. «Hemos venido para hablar de los presupuestos del año que viene, establecer los objetivos fundamentales, plantear los problemas y buscar soluciones para resolverlos».

El alcalde Joan Ribó advirtió del lastre que tendrán las cuentas del próximo año. «Serán unos presupuestos con ingresos estables y con algún gastos más significativo», dijo, por lo que es fácil deducir que apenas crecerá. «El año que viene no tendremos carencia a la hora de pagar las deudas de la herencia de la señora Barberá, por tanto debemos invertir más dinero en la parte de amortización, aproximadamente 20 millones», explicó el alcalde. «El segundo aspecto es que nosotros este año hemos invertido en la pérdida de trabajadores del Ayuntamiento y esto se reflejará en el capítulo 1 con un aumento, también porque estamos negociando el convenio y estamos a punto de sacar las oposiciones», añadió el presidente del consistorio. El compromiso del Govern de la Nau es el de la renovación de la plantilla municipal, que en los últimos años ha ido perdiendo entre 100 y 120 trabajadores por año.

Con estos dos importantes condicionantes, Ribó puso el freno a las expectativas de todos los grupos de rascar más dinero para las «prioridades» de su acción política. Así pues, las peticiones de Compromís, PSPV y València en Comú «se han de enmarcar» en un presupuesto en el que hay cosas «que no se pueden tocar». «No podemos tener déficit, está prohibido por ley. No tenemos una previsión significativa de aumento de ingresos, por ello los gastos se tendrán que ajustar a esto. Todas las prioridades las vamos a discutir ahora y se tendrán que adaptar a las posibilidades económicas. Siempre tendremos más necesidades que el dinero que tenemos, pero eso es un clásico en cualquier presupuesto», ha planteado Ribó.

A grandes rasgos, Compromís reiteró que quiere más dinero para la limpieza de la ciudad, el PSPV para el fomento del empleo y València en Comú para vivienda social.