L´Albufera de Valencia se encuentra en plena época de la «perellonà»: la máxima inundación del lago que se produce de noviembre a enero, recién acabada la siembra del arroz y antes de «l´eixugà» de febrero. Aunque en esta época de máximos, el lago está bajo mínimos, según confirman a Levante-EMV pescadores y barqueros de El Palmar, El Saler y Silla. La voz de alarma también la han dado desde la Conselleria de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Valencia que esta semana han enviado una carta, por ahora sin respuesta, a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para reclamar una aportación de agua mínima de 8,1 Hectómetros cúbicos (Hm3).

Durante la «perellonà» el lago puede llegar a alcanzar los 40-50 centímetros sobre el nivel medio del mar, «pero actualmente está más de 20 centímetros por debajo del nivel que debería tener desde el pasado 1 de noviembre», advertían en la misiva remitida a la CHJ, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. Mediante una pequeña aportación de 8,1 Hm3 «permitiría la subida de 30 centímetros del nivel del agua para conseguir una adecuada renovación y nivelación de las aguas», reclaman desde el ayuntamiento y la conselleria.

Desde ambas administraciones recuerdan que en el último año hidrológico «no se han conseguido los 210 Hm3 previstos en el Plan hidrológico de cuenca, ni la CHJ ha informado de las medidas que piensa adoptar para aportar agua al lago».

El bajo nivel del «lluent», como se bautiza al lago en las poblacione limítrofes, también se ha visto agravado por la extracción de agua para inundar los «tancats» que albergan durante el invierno los «vedats» de caza, muy arraigados sobre todo en Silla y Sueca.

El bajo nivel del agua puede tener consecuencias medioambientales catastróficas para el lago. Entre otros efectos, se favorece la entrada de agua del mar, por lo que se saliniza el agua dulce del lago y que ya ha provocado que se haya utilizado agua del tancat de l´Illa, un humedal artificial de 16 hectáreas junto al Estany de la Plana. También puede perjudicar a las aves migratorias, que visitan el lago en su trayecto hacia África para escapar de los rigores del invierno en el norte de Europa, y a la avifauna autóctona del lago.

El Ayuntamiento de Valencia también advertía en su carta que «la falfa de agua aumenta el riesgo de anoxia (falta de oxígeno en el agua) y producción de substancias tóxicas para la fauna piscícola, agravada por la presencia de grandes explosiones de cianobacterias». Las cianobacterias son organismos microscópicos con características de bacterias y algas, que se dispersan por el agua y producen turbiedad y toxinas (el veneno que producen los seres vivos), por lo que también se vería afectada la pesca en el lago.

El bajo nivel de l´Albufera también ha provocado ya que algunos barqueros se hayan quedado varados en el «tarquim» y hayan tenido que ser rescatados.

En El Palmar, los barqueros aún pueden salir al lago, «aunque con cuidado, los que ya somos experimentados no tenemos problemas para navegar, pero alguno se ha quedado atascado y hemos tenido que ir a por él».

En el puerto de El Saler también han tenido que mover barcas de su zona habitual de amarre porque «se habían quedado encima del barro». Los barqueros que ofrecen diariamente paseos por el lago también han observado en un tramo de su ruta habitual, que ellos identifican como el «passadís», cómo «se ve que se está ya en una situación complicada». Durante los último años, aseguran, «nunca habíamos visto en esta época del año un nivel tan bajo de agua».