Joan Ribó defendía ayer el cambio de nombre de calles franquistas propuesto por el Ayuntamiento para adaptarse a la Ley de memoria Histórica, insistiendo en que las modificaciones no son «arbitrarias» sino «que se basan en informes serios y objetivos de expertos de la Universitat de València (UV), realizados con criterios académicos, científicos y profesionales, que son los que han de regir». Ribó destacaba el hecho de que en València se ha actuado en este tema «con mucha más lentitud» que en otras ciudades como Madrid o Alicante porque «siempre nos hemos basado en los informes de la Universitat de València y en el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, pero en virtud del estudio histórico de tipo técnico y el informe legal».

En este sentido, el alcalde destacaba que a la hora de renombrar las vías públicas, el Gobierno Local se ha basado en diversos criterios como incrementar la presencia de nombres femeninos, dado que la mayoría de calles sólo un 7% de las calles están dedicadas a mujeres, así como en las propuestas realizadas hace tiempo por entidades vecinales o Juntas de Distrito, además de recuperar los nombres históricos y populares, o referentes de los valores democráticos.

Los cambios propuestos para las 51 calles afectadas, se aprestaba a explicar Ribó, no permiten atender todas las peticiones y propuestas de nombres, pero «éstas irán cumpliendo poco a poco con las nuevas calles a las que habrá que nombrar». Se refería Ribó a las voces que se han alzado reclamando un espacio en el callejero para «ilustres» ahora olvidados. Es el caso de Pere María Orts. La Academia Valenciana de la Llengua expresaba el martes su«sorpresa» de que no figurara en la lista de las calles que en breve cambiarán de denominación. En cualquier caso, Ribó destacaba que la nueva tanda no será en relación a la memoria histórica y citaba como ejemplo que quiere incorporar, el de Acadèmia Valenciana de la Llengua.

«Tiene un simbolismo»

Ribó incidía en que hacerlo todo de una vez «tiene un simbolismo» y hacía hincapié en que se ha establecido un periodo de convivencia con la doble denominación en las placas durante un año, «con la voluntad de causar el mínimo perjuicio y ser muy respetuosos para generar el mínimo de problemas posible».

El portavoz del grupo para la recuperación de la memoria histórica, Matías Alonso, aunque se congratulaba de que por fin «se acabe con los vestigios del franquismo», recordaba que fue él quien facilitó al gobierno local una primera lista con numerosos nombres que se han quedado finalmente fuera por lo que solicitarán una reunión con Ribó para buscar una salida.

Más molesto se mostraba el historiador Antonio Laguna, y uno de los impulsores del reconocimiento de la figura de Vicent Miguel Carceller, director de la revista satírica y anticlerical La Traca que fue ejecutado por la represión franquista. Aseguraba Laguna a la Cadena Ser que el alcalde le prometió una calle para él y sigue esperando.