La Unió de Llauradors fue un poco más lejos e instó ayer a los agricultores a quemar la paja del arroz aunque la conselleria no lo autorice ya que, de lo contrario, «creará un grave problema medioambiental en el parque natural de l'Albufera y un grave perjuicio económico a los arroceros». Prácticamente, el llamamiento es a la rebelión. La Unió está dispuesta a emprender acciones de protesta y a aconsejar a los productores la quema de la paja en sus explotaciones si no se adoptan medidas consensuadas con la administración para realizar esta práctica de forma ordenada con el fin de evitar posibles molestias. La inmensa mayoría de la paja segada esta campaña se encuentra «a cordón» en los campos y «no quemarla ocasionaría unos perjuicios aún mayores que los conocidos por el aumento de la anoxia, el hongo de la 'Pyricularia Oryzae' y las malas hierbas que han empeorado de manera terrible en los últimos años». En los años anteriores se registraron graves problemas por la putrefacción y malos olores, con las aguas negras.

La Unió indicó que para la campaña de este año ya no hay tiempo material de organizar ninguna otra solución a este grave problema y emplazó a la conselleria a «que considere las graves consecuencias de no permitir quemar ordenadamente la paja en todo el parque». «Los arroceros no tenemos ninguna otra alternativa viable a la quema a estas alturas y es una irresponsabilidad no autorizarla, no hacer los deberes cuando toca y pese a las promesas transmitidas en su día nos parece muy peligroso», señaló ayer Enric Bellido, responsable del sector del arroz de la Unió. En esta línea, apostó por «realizar una quema de la paja de forma racional, espaciada en el tiempo y únicamente aquellos días en que realmente no provoque molestias, y todo tutelado por la propia conselleria».

Según Bellido, los arroceros han llegado a un nivel de hartazgo que prefieren «quemar la paja del arroz dentro de nuestra propiedad que cobrar unas ayudas agroambientales que Conselleria de Agricultura no paga desde hace dos años».