Mientras el Ayuntamiento decide si rehabilita o no rehabilita los Bloques Portuarios (el Clot, como lo llaman nuestras familias) lo que parece seguro es que el proceso de gentrificación que está sufriendo el barrio del Cabanyal va a afectar en primer lugar a las personas que tienen menos recursos, es decir, los más vulnerables.

La mayoría de nuestras familias ocupan viviendas del EIGE, del Ayuntamiento y del Plan Cabanyal (empresa pública) en los propios Bloques Portuarios desde hace más de 10-15 años. En la actualidad más de 40 niños y niñas de más de 25 familias, residen en los Bloques Portuarios, muy cerca del paseo marítimo. Sus padres y madres tienen la manía de querer que sus hijos e hijas tengan un techo y ellos no tienen recursos para hacer frente a un alquiler.

El Colegio Parroquial Diocesano Santiago Apóstol es una Comunidad de Aprendizaje, una escuela que pone en la práctica los siete principios del aprendizaje dialógico a través de actuaciones educativas de éxito, cuyo origen está en la exitosa investigación educativa europea INCLUD-ED.

El 99 % de nuestras familias son gitanas y, en la mayoría de los casos, con problemas económicos y de integración socio-laboral. Somos un colegio donde los lazos de confianza generados durante muchos años con las familias desde una perspectiva de escuela participativa ha hecho mejorar la convivencia y los resultados académicos de manera visible. El alumnado convive día a día con nuestra norma de convivencia

«Me gusta que me trates bien». La inclusión y participación de las familias y del alumnado junto al profesorado, agentes e instituciones, es la garantía para que este proyecto funcione bien y genere transformación y expectativas de futuro. El 15 % de nuestras familias ya se han trasladado a Orriols por cuestiones relacionadas con la vivienda en el barrio del Cabanyal , pero siguen confiando en nuestra opción educativa y todos los días vuelven a su barrio de siempre, donde están arraigadas a traer a sus hijos e hijas al cole.

Desde el colegio, junto con nuestra red de más de 40 entidades colaboradoras trabajamos de manera coordinada. Una de las líneas que trabajamos es la formación con los familiares para que estas circunstancias mejoren. Las fronteras entre el centro y el entorno desaparecen y la creación de una Comunidad de Aprendizaje se convierte en una intervención global.

Trabajamos desde una perspectiva integral con el alumnado y su familia para la superación de desigualdades, y en este momento nos chocamos con un tema capital: los niños y niñas se quedan sin casa.

Si no rehabilitan los Bloques Portuarios y lo derriban, más de 50 familias con niños y niñas tendrán que irse a la calle. Y si lo rehabilitan, tendrán que salir de todas formas y, por lo que parece, sin billete de vuelta.

Nuestros niños y niñas son del Cabanyal y quieren seguir siéndolo, ya que llevan toda su vida viviendo en el barrio. Desde las administraciones públicas deben mover ficha durante el próximo año y ampliar el parque de viviendas sociales urgentemente o dentro de un año seremos testigos de un drama social: la ruptura de estas familias con su medio, que es su barrio de siempre, lo que provocará un desarraigo aún mayor con respecto a la sociedad.

El artículo 47 de la Constitución española dice: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.

El artículo 25 de la declaración universal de los derechos humanos dice que todo ser humano tiene el derecho universal a una vivienda digna y adecuada.

Como dice un padre del consejo escolar, somos una comunidad y nos tenemos que ayudar entre nosotros, en eso estamos.

Pedimos encarecidamente a los máximos responsables de la administración local y autonómica que se pongan manos a la obra ante el drama que asoma.

Estos niños y niñas son del Cabanyal y quieren seguir siéndolo, dentro de un año no pueden salir de sus casas rumbo a ninguna parte. Nuestras familias quieren salir adelante, pelean todos los días por llenar la nevera, y la cuenta bancaria está a cero, pero no les vamos a dejar colgados, seguiremos trabajando juntos por ese futuro.

Si afrontamos esta realidad excluyendo a colectivos desfavorecidos, llevaremos el problema a otros lugares, perpetuándolo, promocionándolo y dando señales de abandono y de no confiar en las instituciones, un caldo de cultivo negativo para toda la sociedad.