El mural que Elías Taño pintaba el pasado domingo en el solar de Jesuitas tiene sus días contados. Ayer, el Ayuntamiento de València decidió dar marcha atrás a su idea original de darle un espacio al artista para que pudiera realizar una nueva obra. Este ofrecimiento por parte del consistorio se producía después de que el primero de los grafitis realizados fuera eliminado por los servicios de limpieza municipales en Ciutat Vella. Sin embargo, desde su finalización ha estado rodeado de polémica, por lo que el consistorio dirigido por Ribó ha acabado aprobando su eliminación total.

Fue entre el domingo por la noche y el lunes, cuando diversas personas realizaban las primeras pintadas criticando el mensaje en apoyo a los condenados en Alsasua por agredir a dos guardias civiles y a sus parejas, unos actos que se prolongaron hasta la mañana del martes cuando una treintena de personas -entre los que se encontraba el líder del partido ultraderechista España 2000, José Luis Roberto, o el presidente de la Federación Coordinadora d'Entitats Culturals del Regne de València, Juan García Sentandreu- intentaron borrar por completo el mural. No obstante, la Policía Nacional evitaba esta acción, siendo Sentandreu además identificado y sancionado por los agentes.

Asimismo, en la mañana de ayer, el mural aparecía con nuevas pintadas, esta vez de defensores de la obra de Taño que ocultaban los comentarios de los detractores bajo una capa de pintura ocre, añadiendo otros mensajes como «VLC antifascista».

Ante todas estas pintadas, fuentes del ayuntamiento destacaron que lo que se encontraba ya en el muro de Jesuitas «no era un mural», sino una «pintada sobre pintada» y que, por ello -y al ser considerado como «basura»- se procedería a su eliminación en los próximos días.

Por su parte, Taño insistió en que en su obra «no hay ninguna alusión a nada de terrorismo, a nada de violencia, no hay apología del crimen o del uso de las armas para conseguir un objetivo político», sino que denuncia «un fallo del sistema judicial» que considera «profundamente injusto y desproporcionado».

Cambio de rumbo

Esta decisión por parte del consistorio llega tan solo un día después de que el alcalde de València, Joan Ribó, insistiera en que ni apoyaba ni dejaba de apoyar la obra, al considerarla «una manifestación de un tipo de arte que está ahí».

Del mismo modo, Ribó tampoco percibía el martes ningún motivo en el mural «para proceder a su retirada», al apreciar que los borrados se habían realizado por personas «que tienen su derecho a intervenir en el espacio público».

Sin embargo, horas antes del anuncio del consistorio, la presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), Consuelo Ordóñez, pedía al Ribó, que se solidarizase «con las verdaderas víctimas», destacando que «el odio fomenta el odio» y que, cuando desde las instituciones son «tibios» a la hora de «fomentar mensajes de radicalización, pasa lo que pasa».

En esta comparecencia, también estaban presentes los concejales del grupo municipal Ciudadanos, Fernando Giner y María Dolores Jiménez, quienes insistieron en que en caso de no eliminarse el mural -como al final si que se autorizó- presentarían «con carácter de urgencia» y mediante una moción que «el alcalde no vuelva a ceder espacio para fomentar el odio y la violencia».

Por otro lado, desde el grupo municipal de València en Comú y Podem València, daban apoyo al mural realizado por Taño y lamentaron que desde otras autoridades «se esté intentando hacer pasar la acción de la censura, un hecho grave que atenta contra un derecho fundamental, como una acción de libertad de expresión».

Por su parte, el presidente de la Federación Coordinadora d'Entitats Culturals del Regne de València, Juan García Sentandreu, también promovió -antes de la decisión del ayuntamiento- una petición de «change.org» para que se procediera al definitivo borrado y limpieza del muro, una acción que acabará finalmente sucediendo.