La situación que vive la zona del Cabanyal-Canyamelar desde hace varios años ha estallado definitivamente. En una jornada marcada por la lluvia, la verdadera tormenta llegó en forma de recriminaciones y peticiones de unos vecinos y asociaciones que continúan reclamando al ayuntamiento y la Policía Local que actúen contra los actos y personas que impiden en su totalidad la convivencia en el barrio.

En un encuentro en que la concejala de Igualdad y Políticas Inclusivas, Isabel Lozano, presentaba el decálogo para la buena convivencia en la zona, al cabo de una hora este ni si quiera había llegado a empezarse. Una queja tras otra salían a la palestra en boca del portavoz de la plataforma Salvem el Cabanyal, Tino Villora, quien argumentaba que este documento -que consta de once puntos- «no tiene sentido» si no se llevan a cabo otras acciones para proteger el barrio.

«Hasta ahora las medidas han servido para que habitantes incívicos puedan llevar a cabo actos como inundar con mangueras casas de personas con 80 años», destacaba efusivo el representante.

Misma línea, crítica y rotunda, compartía la presidenta de la Asociación de Vecinos Cabanyal-Canyamelar, Pepa Dasí, calificando de «horrorosa» la convivencia y resaltando que «los vecinos están hartos de que no se aplique la normativa municipal». «Hay tres vecinos amenazados que no pueden salir ni de casa», recalcaba la presidenta, asegurando que es insostenible lo que se está viviendo.

Por ello, ambos dirigentes dirigían a la edil las mismas palabras que caían como una bomba sobre el grupo de convivencia: nos retiramos. Pese a que Lozano lamentaba esta acción y explicaba que mañana transmitiría a la alcaldía lo acontecido en este encuentro, la brecha vecinal ya estaba hecha.

El peor verano desde hace años

El resto de asociaciones presentes en la reunión, aunque no abandonaban el grupo, sí que compartían el mismo pesar, asegurando que las personas que viven ahí no respetan «ni a nada ni a nadie» y calificando este verano como el peor en muchos años.

Villora, que se quedaba en la reunión pese al abandono del grupo, continuó destacando que su retirada «no implica que dejemos la lucha» y asegurando que «ya no vamos a vivir de promesas ni de palabras». «Esta gente se está fortaleciendo porque ven que no hay efectividad y por eso van a más», manifestaba el responsable, señalando que «se ha acabado el tiempo de los 'buenismos'».

Por su parte, Vicente Gallart, gerente de Sociedad Cabanyal-Canyamelar, resaltaba de manera tajante que «hasta que no se acabe la venta de droga y se retire, no hay solución ni medidas de convivencia que valga»,.

La policia, sin capacidad

Ante las referencias, directas e indirectas, sobre la escasez e ineficiencia de las medidas, los miembros de la Policía Local presentes en la reunión recalcaban que aplicar las ordenanzas tienen «repercursión en una sociedad normalizada», pero que con estas personas «no funciona». «La policía no tiene capacidad para cambiar esto», destacaban.