Los informes de viabilidad técnica y económica encargados por el Ayuntamiento de València a la empresa municipal Aumsa para decidir si los bloques portuarios (antes grupo Ruiz Jarabo y ahora Manuela Solis) del Cabanyal se derriban o se mantienen ya están sobre la mesa del concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià. La empresa ha evaluado tres escenarios posibles. El primero es dejar los bloques (un conjunto de viviendas degradadas que el anterior plan especial condenada al derribo para conectar Blasco Ibáñez con el mar) en situación de fuera de ordenación como recoge el plan general de ordenación urbana de 1988 y derribarlos para generar un espacio libre. El segundo es la rehabilitación del conjunto, una opción posible pese al estado de degradación en que se encuentra este grupo de viviendas de los años 50. La tercera opción, y la que estaría tomando más fuerza, es el derribo y posterior reedificación siguiendo el modelo de las nuevas unidades de ejecución de Doctor Lluch, donde se edificarán bloques de viviendas de tipología abierta y no más de cinco alturas. En cualquiera de los tres escenarios el coste que se baraja oscila entre los diez y los quince millones.

Los realojos de las familias que viven en los bloques, donde hay un elevado porcentaje de viviendas ocupadas, es uno de los grandes escollos a resolver. La decisión sobre el destino de los bloques portuarios, entre cuyos vecinos tampoco hay una postura unánime sobre qué se debe hacer con el inmueble, depende ahora de los socios del Govern de la Nau (formado por Compromís, PSPV y València en Comú, este último partidario de la rehabilitación). En el acuerdo final también debe tomar parte la Generalitat, como propietaria de un elevado número de viviendas de los bloques portuarios, adquiridas en su momento para la apertura de la avenida Blasco Ibáñez, proyecto desterrado en 2015 con el cambio de gobierno.

Los vecinos del Cabanyal se reunieron ayer con el concejal de Desarrollo Urbano y los arquitectos que han redactado el plan, Luis Casado y Gerardo Roger, para conocer de primera mano los detalles de la versión preliminar presentada la semana pasada y que ahora empezará la tramitación administrativa. El portavoz de Salvem el Cabanyal, Faustino Villora, hizo una primera valoración del encuentro, cuyas conclusiones se expusieron ayer por la tarde en una asamblea vecinal, y aseguró que, salvo matices, el nuevo plan les parece positivo, incluido el hotel previsto en la esquina de Eugenia Viñes con Marcos Sopena, a metros de la Marina, al aclararles los responsables de urbanismo que no afecta al suelo dotacional ubicado a espaldas de este nuevo edificio terciario. Y es que los vecinos quieren que el ayuntamiento construya en los solares donde en su día se proyectaron las piscinas olímpicas, una piscina cubierta. La reordenación de las viviendas previstas en Doctor Lluch para salvar el parque existente, la inversión de las plusvalías en la regeneración, el incremento de las dotaciones y las restricciones a las viviendas turísticas fueron algunos de los aspectos abordados ayer que los vecinos ven con buenos ojos.