Bruno, David, José, Paco, Pablo, Carlos, las víctimas de accidentes o siniestros de tráfico son muchas veces anónimas pero ayer tenían nombre, rostros y memoria, la que ponían sus familiares que se concentraron, convocados por Stop Accidentes, en la plaza de la Reina. El Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de la Violencia Vial recordaba que en 2017 fallecieron en España 1.830 personas por esta «lacra», y que 176 de ellas perdieron la vida en la Comunitat Valenciana. Un lazo en recuerdo de cada una de estas últimas se exhibió al tiempo que los representantes de varios colectivos, instituciones y partidos políticos tomaban la palabra.

«En este día queremos hacer visible lo invisible, que son las víctimas de los siniestros de tráfico, nos llamamos invisibles porque parece que estemos habituados a que cada fin de semana, cada día o cada año mueran x personas por culpa del tráfico», lamentaba la presidenta de Stop Accidentes, Ana Novella.

Ella ponía de manifiesto que en muchas ocasiones se sienten aislados y solos en la tragedia. Y recordaba que «todos estamos mezclados en el tráfico rodado, con lo cual todos somos potencialmente víctimas». Novella incidía en la importancia de usar una terminología correcta y aseveraba que prefiere hablar de «siniestros» porque un accidente «es algo casual y fortuito». En la misma línea se expresaba el presidente de la Audiencia Provincial de València, Fernando de Rosa: «Se trata de una acción de tráfico que genera un delito. Un accidente es algo que la sociedad considera como algo liviano. No es tal, es una acción delictiva y quien la genera es un delincuente». Él lamentaba que tienen que aplicar «un código penal inadecuado»: Y recordaba que han reivindicado en varias ocasiones su modificación para que «todas las acciones que tengan un resultado delictivo tengan su sanción como delito grave en el código penal».

Sobre este aspecto, el manifiesto que leyó Novella denunciaba que la justicia «sigue sin estar al lado de las víctimas, continúan dejando impunes a los irresponsables y violentos que provocan estos dramas». Y afirmaba que veían «con esperanza» la modificación del Código Penal, que ahora está en el Congreso de los Diputados, pero que «en lugar de ser contundente y tajante, comprobamos que no se quiere realizar por nuestros políticos una verdadera y adecuada reforma». También se lamentaba que sigue sin haber «un protocolo de atención a las víctimas de los siniestros de tráfico y sus familiares y no se ha adecuado la formación de las personas que trabajan en las Oficinas de Atención a las Víctimas».

La propia Novella agregaba a Levante-EMV que la modificación del Código Penal en 2015 supuso «todavía mayo impunidad a los delincuentes viales». E incidía en la importancia de modificarlo.

Mientras tanto, el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, ponía el acento en el recién aprobado Plan de Seguridad Vial Municipal y en medidas como las calles de 30 km/h. Todo para conseguir una ciudad «más amable» y para «no tener que lamentar más fallecidos y heridos». En este sentido, la primera teniente de alcalde, Sandra Gómez, ponía en valor medidas como los radares instalados hace unos días, «aunque sean impopulares» porque «evitar accidentes no es limitar vida sino garantizarlas». Ella misma fue víctima cuando «una persona creyó que Cirilo Amorós era una autovía e iba a más de 100 km/h». Tuvo que pasar varios meses de rehabilitación, pero pudo superarlo.

El acto acabó con una ofrenda floral y con la suelta al cielo de València de los globos blancos con los nombres de los que ya no están con nosotros.