La entente cordial y colaborativa que mantenían Compromís y València en Comú durante el presente mandato saltó ayer por los aires cuando la plataforma municipalista sustentada por Podem pasó al ataque, en un claro síntoma del que inicio de las hostilidades preelectorales es toda una realidad. Al Govern de la Nau le quedan cinco meses repletos de reproches y discrepancias, aunque curiosamente hace unos días el alcalde Joan Ribó presumía de ser el ayuntamiento con más estabilidad del Estado, a cuenta de la rápida aprobación del presupuesto municipal. Pero resuelto (a regañadientes de unos y otros) el reparto del dinero, ya nada les impide saltar al ring político y tratar de convencer a fieles e indecisos.

València en Comú estrenó ayer el modo precampaña con un ataque contundente al principal socio de gobierno, Compromís, al que señaló como el partido que más ha incumplido su programa electoral. En un desayuno informativo con los medios para hacer balance de acción de sus tres concejalías, los tres ediles de la plataforma ciudadana sustentada en Podemos, María Oliver, Berto Jaramillo y Neus Fábregas, dispararon en la línea de flotación del que hasta ahora era el partido más afín a sus tesis. «Si me decepciona en algo Compromís es porque no está defendiendo su programa», dijo la portavoz, María Oliver, que reconoció que al principio de mandato «no había diferencias entre nosotros» desde el punto de vista programático, pero que conforme ha ido avanzado la legislatura «Compromís es el que más lejos se ha situado de sus idearios».

La reacción de Compromís no se hizo esperar más que unas horas. Sorprendidos por la «virulencia» de las declaraciones de la formación morada, el primer partido del Govern de la Nau exigió lealtad a sus dos socios durante la contienda preelectoral. «Cuando llegue el período de campaña electoral, Compromís será igualmente leal con sus actuales socios de gobierno, porque no todo vale para conseguir un puñado de votos. Los integrantes del Grupo Municipal Compromís están plenamente convencidos de que el Govern de la Nau, con Joan Ribó a la cabeza, ha sido muy positivo para el desarrollo de la ciudad de València durante estos años, y para activar políticas que han puesto a la ciudadanía en el centro de la gestión institucional», señalaron.

Pero València en Comú no lo ve tan claro. Aseguran que ellos han sido «estrictos con el programa» al que se presentaron en 2015 y que mantienen intacto su «modelo de ciudad», mientras que afean al alcalde y Compromís sus posturas con la ampliación de la V-21, la ampliación del puerto, la ZAL, el hotel de la Marina, el modelo de participación, la falta de apoyo decidido con los refugiados y en materia de turismo la falta de recursos para hacer un cuerpo de inspectores que controle la proliferación de apartamentos turísticos. Oliver considera que la oferta «alegal» de estos pisos para turistas «afecta muchísimo» a su área, la de vivienda, en la que ha defendido que no puede dar «ayudas al alquiler de manera infinita», sino elaborar un plan de vivienda público.

Sobre esto Compromís también pidió «responsabilidad» a sus socios. «Creemos firmemente que la gestión de cada delegación tiene sus propios responsables, en la figura del concejal o concejala que asumió las competencias. Por tanto, no cabe responsabilizar a otros compañeros de gobierno de las propias acciones o inacciones», aseguraron.

València en Comú, que se ha caracterizado este mandato por alinearse casi siempre con Compromís y confrontarse con el PSPV-PSOE, ayer fue mucho más suave en su tono con la gestión socialista y apeló una y otra vez a diseñar «un modelo de ciudad» alejado de la herencia del PP. «No podemos ser continuistas», señaló Oliver, en referencia al desarrollo de los PAI o la postura sobre la ZAL de Natzaret. Eso sí, cuestionados sobre si reeditarían el Pacte de la Nau, Oliver dijo que sí, aunque con condiciones: Volveríamos a firmarlo porque esta ciudad debe seguir siendo progresista, pero en lugar de plantearnos los objetivos por áreas de gobierno, lo haríamos por objetivos políticos».