La exigencia y constancia que requieren el aprendizaje del baile flamenco o el toque de la guitarra y el cajón son las herramientas que utiliza una compañía de danza para trabajar con menores gitanos en riesgo de exclusión social y promover su desarrollo y mejorar su rendimiento escolar. Y lo hacen con «las armas» del arte flamenco a través del proyecto ¡A Quelar!Cabanyal, en el que participan 40 menores de entre 9 y 17 años de la comunidad gitana de este barrio marinero, que aprenden a bailar, cantar y tocar para reforzar sus competencias clave en su desarrollo y formación.

De este modo en la tarde de ayer estrenaron, en el Teatre El Musical, de este barrio la obra «Som Cabanyal». «El flamenco es muy beneficioso para la autoestima. Cada bailaor y bailaora ocupa su espacio y expresa un vasto mundo de emociones. Con el braceo las más sutiles y con el zapateo las más fuertes», explica Eva Moreno, responsable de la compañía Extremus Danza, discípula de Antonio Gades y responsable de la iniciativa.

Moreno puso en marcha ¡A Quelar!Cabanyal a finales de 2017, aunque el germen de la iniciativa surgió hace varios años en un colegio público de la localidad de Riba-roja en forma de clases extraescolares. En aquel momento contó con el apoyo de la Conselleria d'Educació y mantuvo un par de años las clases, hasta que las dejó por una baja médica.

Pero, por la insistencia de las familias de los niños y niñas «tuvo que retormarlas», aunque en un formato más precario. Estaban dirigidas a menores de entre 9 y 12 años y culminaron con una actuación en el colegio de los participantes. Ahí Eva Moreno se dio cuenta vio lo «importante que era que se les reconozcan algo, que sus compañeros y profesores vean que tienen algo especial, ya que en clase no son especialmente brillantes. Fue fantástico ver cómo les pedían bises y comprobar como les subía la autoestima».

Según la bailaora, el flamenco les refuerza el autoconocimiento, les ayuda a articular una trama social y a crear vínculos y nexos entre sus compañeros. Y, todo ello, en el marco del respeto a su cultura y haciendo participe al resto de la comunidad educativa y su entorno.

«Desde la experiencia ¡A quelar!Cabanyal hemos comprobado como han reforzado la puntualidad, la responsabilidad, la capacidad de escucha», explica Pilar Cambronero, también integrante de la iniciativa.

Según Cambronero, para muchos de los participantes ha sido la primera vez que «viven un experiencia de éxito, ya que ahora son protagonistas de eventos que reúnen al barrio y a la ciudadanía de València».