El vandalismo se ha cebado con el paso de peatones que hay en el paso inferior que une Germanías con la Gran Vía Ramón y Cajal. Se trata de pintadas que llenan las cristaleras y las paredes del nuevo paso peatonal, que apenas tienen un año de antigüedad y que permite a los viandantes ir de un lado a otro por un espacio cubierto y aislado de la contaminación que producen los coches.