La reforma del Paseo Marítimo de València para eliminar obra dura y generar un encuentro más suave y directo con la arena que contempla el Plan Especial del Cabanyal (PEC) presentado el jueves por el ayuntamiento es un proyecto de futuro, un «desideratum» más que un objetivo inmediato, en palabras del concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià.La reforma del paseo marítimo, diseñado en los años 80 por Miguel Colomina y Juan Luis Piñón, ambos ya fallecidos, no se incluye en la parte normativa sino en la «propositiva» del nuevo plan del Cabanyal sin derribos, ni en estos momentos forma parte de las prioridades del equipo de gobierno tripartito porque, entre otras cosas, debería recabar el visto bueno de Costas, que podría tardar años en dar su aprobación como se ha visto en la reforma de los chiringuitos de la Malva-rosa. Sin embargo, marca la línea a seguir en futuras actuaciones urbanísticas en la fachada marítima más urbana de València bajo el prisma de un nuevo modelo urbanístico integrador, ecológico y sostenible. El modelo que el plan del Cabanyal sugiere para el paseo marítimo seguiría en todo caso el ejemplo de las californianas playas de Santa Mónica y Los Ángeles donde el encuentro entre la arena y la ciudad se resuelve sin muros, con un carril-bici, palmeras y zonas de descanso.

Los urbanistas Luis Casado y Gerardo Roger, autores del plan del Cabanyal, abogan por eliminar elementos de obra dura del Paseo Marítimo, como el muro o malecón divisorio entre la arena y el paseo peatonal, y sustituirlo por dunas y palmeras. Casado, ex director general de Arquitectura, recuerda que Colomina y Piñón hicieron un paseo en su momento siguiendo la «ortodoxia» urbanística del momento en la que se imponían las construcciones de este tipo a base de obra dura, baldosas, hormigón y balaustrada. «Era lo que se llevaba entonces», apunta Casado, quien recuerda que a raíz del nuevo plan del Cabanyal, que ha ampliado su ámbito hasta el paseo marítimo, «nos pareció razonable reformular» este espacio, que es una zona «muy usada» por los turistas y por los propios valencianos, que siguen manteniendo costumbres como ir a cenar a la orilla en las noches de verano.

Casado asegura que lo ideal sería conseguir un encuentro de la ciudad con la playa «más blando, ecológico y vegetal» siguiendo el ejemplo de las playas californianas o incluso de los parques marítimos «orgánicos» de César Manrique en las Islas Canarias y por poner un ejemplo más cercano el paseo de Gandía. Casado aboga incluso por meter más usos en la arena, aunque reconoce que las restricciones de Costas en este sentido serían un problema.

También lo es el basculamiento de la playa de la Malva-rosa y el Cabanyal fruto de las ampliaciones del puerto y la construcción de la nueva bocana de la Copa del América que provoca el avance de la playa al sur y la acumulación de arena en el paseo marítimo. La eliminación del muro de dicho paseo, que hace las veces de elemento de contención, podría agravar el problema.

Casado destaca que el ayuntamiento podría optar a fondos europeos para la reforma de su paseo marítimo, un elemento singular de la ciudad, que en su momento no incluyó unos materiales de gran calidad, como la piedra natural, lo cual se empieza a notar ya en el deterioro de algunas partes.

En todo caso, la propuesta gusta a los vecinos, entre ellos a Faustino Villora, presidente de Salvem el Cabanyal, que todavía recuerda cómo era la playa sin el paseo marítimo. Villora valora la idea de quitar el muro actual y generar una nuevo encuentro con la arena más suave, si bien apunta que la playa nunca tuvo dunas, como ocurre en la Devesa, donde el ayuntamiento ya ha recuperado varios tramos del cordón dunar que desapareció en los años del desarrollismo.