Una familia come hamburguesas bajo un árbol compradas en una «foodtruck», cerca de ellos unos turistas se paran a ver los diseños de joyas de una joven emprendedora mientras un grupo actúa desde uno de los tres escenarios. Este tipo de escenas son habituales en un festival como el Palo Market Fest que, en su cuarta edición, ya está plenamente consolidado en València. Los Jardines de Viveros son un marco idóneo para albergar un evento de estas características, aunque este año la lluvia del viernes y de las primeras horas de ayer infundió inquietud entre buena parte de los expositores. Aún así, con las previsiones meteorológicas muy presentes en sus teléfonos móviles, tenían esperanza de que todo mejorara a partir de la tarde de ayer y, sobre todo, a lo largo de la jornada dominical de hoy.

Más de 300 creadores entre músicos, diseñadores, artesanos contemporáneos y cocineros del street food se han dado cita este año en este festival. Entre ellos hay un poco de todo, desde diseñadores de joyas o ropa, hasta peluqueros, libreros o jóvenes restauradores a bordo de sus caravanas de comida.

Desde Barcelona, por ejemplo, llegaban los representantes de la firma A-club, de peluquería y complementos totalmente naturales: «Nos gusta mucho que este festival sea dentro de la ciudad, viene mucha gente a pasar el día disfrutar de la música, las tiendas y a tomar algo», destacaban. Por su parte, el madrileño Javier Navarrete, de El Chico Llama, acudía por primera vez y mostraba sus láminas y postales. El festival se fue animando a medida que pasaba la tarde y para hoy reserva la jornada grande de clausura.