Llegó la foto y llegó, al menos de puertas afuera, el deshielo entre Joan Ribó y Sandra Gómez, líderes de Compromís y del Partido Socialista condenados a entenderse para gobernar el Ayuntamiento de València. Ambos se vieron las caras en el teatro Rialto, a donde llegaron caminando juntos desde el ayuntamiento y en cuya puerta se dieron dos besos a petición de los periodistas. Luego se reunieron dentro, por espacio de media hora, y todo «normal».

Atrás quedan diez días de tensión en los que la falta de comunicación ha sido el hecho más palpable. Joan Ribó convocó a la socialista dentro de una ronda de contactos con todos los partidos y detrás de la candidata del PP, María José Català, lo que fue interpretado como un «menosprecio» al que debe ser su socio de gobierno. Es más, Gómez no acudió a esa cita y puso como condición para empezar las negociaciones que antes se produjera ese encuentro con Ribó para escenificar el «liderazgo compartido» del futuro gobierno.

Pese a las reticencias de Ribó, finalmente la Ejecutiva de Compromís accedió a esa petición y ayer finalmente se produjo, dando pie a una reunión posterior de las comisiones negociadoras de ambas formaciones.

El encuentro fue en el teatro Rialto, adonde llegaron caminando juntos desde el ayuntamiento y muy sonrientes. En la puerta, los periodistas les pidieron que se diera la mano y Ribó optó, entre risas, por dos besos, en una primera señal clara de distensión.

Luego entraron y charlaron básicamente de la investidura del alcalde, que está plenamente garantizada después de que la portavoz socialista le expresara ayer públicamente su apoyo.

«Compromís va a hacer todo lo posible por formar un gobierno de coalición como manda la inmensa mayoría de los valencianos, por tanto, hoy comenzamos a trabajar en el programa, con las comisiones de trabajo, y después abordaremos el cómo y el quién», dijo Ribó a la salida de la reunión, de la que destacó el «buen talante» con el que se había desarrollado. Es decir, «la cosa funciona normalmente», resaltó.

Sandra Gómez, por su parte, confirmó el apoyo del Partido Socialista a la investidura de Ribó como alcalde de la ciudad y su intención de configurar «un gobierno de progreso» en València. Ribó «volverá a ser alcalde con los votos del Partido Socialista», precisó.

Y ahí se quedaron, porque todo parece indicar que no se habló ni del programa ni de las posibles concejalías, como tampoco estuvo sobre la meda el «liderazgo compartido», que en la práctica es crear una vicealcaldía para Sandra Gómez.

«Lo primero es que haya un acuerdo programático de cuáles van a ser los ejes, los objetivos y las prioridades que nos vamos a marcar conjuntamente desde Compromís y el Partido Socialista», explicó la líder socialista, quien aseguró que esas líneas las empiezan a marcar este viernes la comisiones técnicas de ambos partidos.

Pacto sin nombre

Ribó, por su parte, aseguró que el pacto ni siquiera tiene nombre, por más que ayer ya surgiera la idea del «pacto del Rialto». «Primero habrá que hacer el niño y luego haremos el bautizo», comentó irónicamente.

Sí recordó que hace cuatro años establecieron 35 puntos programáticos en el Gobierno de la Nau y adelantó que ahora será «una cosa parecida a partir del programa que presenta el Partido Socialista y Compromís», admitiendo que «habrá aspectos que habrá que matizar».

Respecto a si se marcan como plazo para cerrar el acuerdo el día de constitución del Ayuntamiento, el 15 de junio, Sandra Gómez respondió que «no necesariamente», porque su compromiso de apoyar a Ribó es «claro» y «conformar las propiedades del gobierno municipal los próximos cuatro años es un trabajo que acabará cuando acabe, sin fechas fijas». De hecho, Ribó recordó que hace cuatro años se llegó a un acuerdo programático antes de ese día y «luego se continuó negociando en el cómo y en el quién», por tanto «no es previsible» que puedan cerrarlo todo antes del 15 de junio, coincidieron.