La atención psicológica es indispensable cuando se trata de personas en situación de vulnerabilidad y es por ello que la Concejalía de Servicios Sociales quiere ahora poner el foco de sus centros en esta cuestión. A lo largo del pasado año, los doce centros municipales de Servicios Sociales realizaron un total de 715 atenciones psicológicas. Para estas más de setecientas intervenciones, el ayuntamiento cuenta con diez profesionales, cifra que se verá aumentada, dice la concejala Isabel Lozano (Compromís), en una «fecha muy próxima».

Según señala la edila, está prevista la incorporación de al menos dos psicólogos más para la prevención, evaluación y actuación en problemáticas psicológicas y sociales. Actúan a nivel individual, familiar, grupal y comunitario a partir del análisis de las problemáticas concretas y, en determinados casos, se deriva a servicios especializados de ámbito clínico y psicoterapéutico. En otros se realizan los diagnósticos, atención y tratamientos de los casos en los mismos centros. Estos profesionales se encargan, por tanto, de elaborar informes familiares o individuales e investigan las necesidades y problemáticas sociales emergentes. «Para nuestro gobierno es fundamental garantizar la salud psicológica de las personas que están pasando por situaciones personales complicadas y por eso ofrecemos este servicio», explica Lozano.

El grupo municipal popular no tardó en reaccionar al anuncio de Lozano, esgrimiendo el informe que los técnicos de los centros municipales redactaron el pasado mes de abril. Marta Torrado considera una «desfachatez» que el consistorio «presuma» de los servicios sociales cuando están «colapsados por falta de medios y personal». Y es que, pese a que la plantilla se haya quintuplicado desde 2015, así como los esfuerzos del personal contratado, la carga de trabajo y las listas de espera no han dejado de aumentar en una ciudad donde los desahucios por no poder hacer frente al pago del alquiler, acompañado de la actual precariedad laboral, no dejan de estar presentes. En estos casos, los servicios sociales se han convertido en la primera puerta a la que llamar cuando el riesgo de exclusión o vulnerabilidad está latente.

«Esta materia es muy sensible y no cabe ningún tipo de demagogia», señala Torrado, quien destaca que la «falta de personal y de medios de los servicios sociales» no es algo que se «invente» ella, sino que se basa en «las propias consideraciones que han hecho los técnicos en informes» y en las quejas que «llegan al grupo popular de personas que no reciben la atención social que necesitan» y que manifiestan «las carencias y el descontento por las colas y lentitud para ser atendidas». Pide al consistorio que en lugar de difundir «informaciones poco rigurosas» sobre la atención que se da desde los centros, actúe «con la máxima rapidez y diligencia para que su funcionamiento sea el adecuado, y todas las personas que requieren atención social, psicológica, médica, o por falta de vivienda, estuvieran atendidas como corresponde.