El Ayuntamiento de València ha dado el visto bueno inicial a la licencia de compatibilidad urbanística de un nuevo hotel que se situará en la fachada marítima. Se trata de un establecimiento de entre cinco y tres plantas, con 84 habitaciones, ubicado en la confluencia de las calles Francisco Baldomar con Mariano Cuber, que promueve un grupo hotelero valenciano con diseño de Silvestre Navarro Arquitectos, un despacho especializado en viviendas eficientes integradas con el paisaje.

El proyecto se presentó en el consistorio hace un año como una apuesta de los inversores valencianos por el Cabanyal y su entorno de «gran potencial» turístico. La parcela elegida, apuntan los promotores, está bien comunicada con el centro por tranvía y «a un paso del mar». El futuro hotel, cuyo diseño exterior destaca por el uso de ladrillo artesanal, en un guiño a la arquitectura tradicional y a las Atarazanas, está ubicado a pocos metros de la residencia de lujo para estudiantes impulsada pror el grupo Collegiate en el Canyameral, a poca distancia del Campus universitario.

Este nuevo hotel se adelanta a otros previstos en la misma zona, entre ellos, el programado en el plan de usos de la Marina de València junto al Edificio del Reloj, que finalmente será un espacio de usos mixtos: empresariales, comerciales, de ocio y restauración.

El nuevo plan especial del Cabanyal, pendiente de su aprobación definitiva tras incorporar las demandas de los vecinos sobre respeto a las zonas verdes existentes y rebaje de alturas, también contempla un nuevo hotel en altura en Eugenia Viñes, en las parcelas del ya derogado PAI de las piscinas olímpicas.

«Es una muy buena noticia»

La concejala de Licencias, Lucía Beamud, destacó en relación al nuevo hotel que «estamos hablando de una nueva inversión en la zona marítima de la ciudad, lo que es muy buena notícia y demuestra como las acciones que estamos llevando a cabo en espacios como lo Marina de València surten efecto y atraen el interés de nuevos negocios».

El diseño del edificio se ha personalizado y adaptado a la volumetría del entorno, con materiales artesanales y de calidad. En una esquina el plan general permite cinco alturas más ático y en otro solo tres, por lo que el diseño del edificio hotelero tendrá diferentes alturas. En aras de dotar al edificio de mayor calidad y confort, se ha generado, renunciando a la edificabilidad, un gran patio interior ajardinado, que actuará además como elemento regulador de la temperatura. Las terrazas ajardinadas del patio interior permitirán conectar las distintas zonas de servicio del establecimiento.

El hotel, que tendrá acceso por la calle Mariano Cuber, contará con aparcamiento con 30 plazas y un gimnasio. Uno de los elementos más destacados del edificio será el espacio de relax y solarium, con lámina de agua, que habrá en la azotea. Una terraza ajardinada que ocupará la quinta planta y contará con sauna y zona de masajes.

Un diseño integrador

El hotel todavía no tiene asignada una categoría concreta, aunque destaca por su diseño eficiente y pensado en el confort y la integración con el paisaje. «Es un diseño muy personalizado, con materiales respuestusos con el entorno histórico de la zona», explica el arquitecto que lo ha diseñado, Arturo Silvestre. «Este hotel responde a un concepto bastante novedoso y creemos que va a ser un gran atractivo para la zona, está muy alejado del concepto de hotel franquicia».